Por Javier Rodríguez Ten // _________________________________________________________________________________________

Que el fútbol puede con todo es una evidencia añeja, no es novedoso. Jamás ha habido en Vigo o Sevilla manifestaciones en defensa del empleo, la dignidad, las víctimas del terrorismo o cualquier valor de esos que aún quedan, que se acercaran a las que se convocaron para exigir del Consejo Superior de Deportes la admisión del Celta y el Sevilla en el fútbol profesional cuando no cumplimentaron el número suficiente de avales, allá a principios de los noventa. Y jamás unas elecciones, sean del contenido que sean, han quedado tan en segundo o tercer plano como las de mañana.

 

Es evidente que los políticos han hecho todo lo posible porque a la gente le de igual votar que no, y en su caso votar una cosa o la parecida, incluso la contraria o alguna lista exótica, por eso de fastidiar. Pero nada ha hecho tanto por el ostracismo de la clase política que la final de hoy. No duden que no volverá a haber una convocatoria electoral en vísperas de un partido como este, a no ser que el partido que la fija esté interesado en distraer al personal.

 

Y lo cierto es que desde el viernes NADIE que no tenga interés directo en el asunto (medios de comunicación, políticos y amigos/familiares) habla de las elecciones de mañana. Y mañana se diluirá el resultado electoral con los ecos de la final de Champions. Unas 100.000 personas en Lisboa para asistir, con o sin entrada, a un espectáculo difícilmente repetible. Muchas más en los dos estadios, en los bares, en sus casas… Algo increíble. Con todo lo que hemos dicho cuando entendemos que lo hacen mal, alguna culpa de esto (casi toda) tienen UEFA y FIFA. Enhorabuena a ambas.

 

[Img #4973]Y como este es un comentario jurídico, algo debemos de aportar al respecto. Y lo haré respecto de la curiosa resolución de la Junta Electoral que ha eximido a un abogado de ser suplente para una mesa electoral al acreditar que se desplazaría, con su entrada ya adquirida, a Lisboa en el día de hoy. Según MARCA, el argumento fue el siguiente: «Consideramos que también debe valorarse este acontecimiento como excepcional, toda vez que han pasado 40 años desde que el club disputó otra final análoga. En aquella época, con solo 3 años, no pude ir. En todo este tiempo he acudido a 36 bodas; algunos de los matrimonios ya han sido disueltos por divorcio. Nadie con 43 años cambia de equipo de fútbol. Si el legislador ha previsto la excusa por bodas de terceros, por analogía cabe en este caso, más excepcional e importante que el de ir a una boda». Y coló.

 

Mi conclusión jurídica es, por lo tanto, que ser del Atleti legitima para no tener que cumplir con dicho deber público y personalísimo de la mesa electoral; pero no así ser aficionado del Barça o del Real Madrid, ya que estos clubes repiten con una periodicidad menor finales europeas y partidos con títulos en juego. Una razón más para ser del Atleti (este podría ser el argumento final de uno de esos geniales cortos con que nos tiene acostumbrado el equipo rojiblanco).

 

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