Dice Carlin en El País: «Mire donde se mire, la mediocridad de liderazgo es alarmante. Uno tiene la sensación de vivir en un mundo a la deriva, en el que las grandes decisiones se toman según fluya la corriente, sin brújula moral o visión práctica de las cosas. Pero si buscamos un individuo y una organización que lo resume todo, que ofrece una metáfora en carne y hueso del desconcierto general, nada mejor que Sepp Blatter y la FIFA.
Fijémosnos en el ejemplo más reciente de estupidez e irresponsabilidad que nos ofrece el máximo organismo del fútbol internacional y su presidente. Esta semana Blatter por fin reconoció que la decisión de disputar el Mundial de 2022 en Catar había sido “un error” y que se había actuado de manera “no responsable”. Brillante. Tardó dos años y nueve meses en digerir lo que había resultado obvio a prácticamente todo el resto del planeta salvo a los 14 miembros de la FIFA que votaron en diciembre de 2010 a favor de la candidatura catarí y a los habitantes de aquel diminuto y desértico país. Obvio también lo tiene que haber sido, en el fondo, para aquellos como Zinedine Zidane o Gabriel Batistuta, que recibieron importantes cantidades de dinero para ejercer de embajadores a favor de la candidatura catarí, o incluso para amigos íntimos de Catar como el Fútbol Club Barcelona, que depende del patrocinio de Qatar Airways para cubrir los sueldos de Lionel Messi, Neymar y el Tata Martino.
Jugar un Mundial en temperaturas que pueden llegar a superar los 50 grados centígrados es demencial. Se habló de utilizar aire acondicionado en los estadios, con quién sabe qué efectos sobre la salud de los jugadores. Pero, ¿y los aficionados? ¿su salud? Como decía Cayetano Ros en este diario el martes, es imposible refrescar todo un país. Con lo cual no le ha quedado más remedio a Blatter que declarar que el Mundial de 2022 debe cambiarse de junio a noviembre, cuando hace menos calor en Catar. Bien. Pero, si se hubiera dicho bien claro en aquel momento que un voto a favor de Catar significaba un voto a favor de celebrar el Mundial en la mitad de la temporada europea, ¿hubiera ganado Catar? Con toda seguridad, no».
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