Por Blas López-Angulo //

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Hasta aquí hemos hablado de jugadores, de entrenadores, árbitros, presidentes, afición… Incluidos periodistas, quinielas y demás fruslerías. A menudo a un equipo lo hace campeón, un crack, un líder en el campo, en el vestuario.

¿Pero quién ha llevado a esa figura al club? ¿Porqué Lim de Singapur ha desembarcado en Valencia y es hoy entrenador un portugués llamado Nuno? Pues justo por alguien que está más a la sombra que todos los protagonistas pero que puede mover los hilos cómodamente.

Nos ocupamos hoy de la figura del agente de los futbolistas. El más poderoso: Jorge Mendes, su primer humilde fichaje a Lendoiro para el Deportivo fue precisamente Nuno, entonces portero del Vitoria de Guimaraes. Viste aquel trajes a medida, complementos de primera marca y se mueve eternamente acompañado de varios teléfonos móviles como para demostrarnos, que es un ejecutivo on line, no un chulo de otro tipo de clubs.

 

Solo Cristiano le ha reportado por su estancia en el Real Madrid más de 30 millones (traspasado al Manchester en 2003 y al Real Madrid en 2009). A partir de ahí barra libre para Mendes en los grandes clubes de Europa.

 

Tenemos otro representante del género que podía hacerle sombra a la sombra de otros astros: Mino Raiola. También solo un jugador le ha dado una pasta (148 millones acumulados tras numerosos traspasos): el amigo Zlatan del que en tanto en tanto nos ocupamos.

Este napolitano holandés se ganó al sueco por mandarle a la mierda antes de que lo hiciera él. ¿Recuerdan el intraducible VafanculostronzoAngulo de la otra semana? Pues así van las cosas.

El gigante de Malmö quería un representante con pinta de mafioso. Maxwell, el brasileño del Ajax, luego compañeros de nuevo en el Barça, le pasó el teléfono de su agente, casualmente Mino Raiola, y le llamó. Cuando le vio pensó que se trataba de una broma. “Pero si parece un gordo de los Soprano”.

Este tipo de camisas hawaianas o camisetas marcando su panza, de vaqueros cuando no bermudas, en su primer encuentro le convenció a Ibra de que se desprendiera de su Porsche, de su Gucci de cuero y de su Rolex. Distintivos inequívocos de porte macarra.

Se los quedó él. Y sellaron una alianza que dura hasta hoy. Tampoco le fastidia que le compare con los Soprano, para Raiola Ibrahimovic, en cambio, es la mismísima Gioconda. Vale tanto o más. Como los tomates San Marzano de su tierra napolitana, qué datos objetivos, sean o no como los de cada pago los mejores del mundo, abastecen el 85% de las manufacturas del mercado mundial. No en balde con ese pomodoro ganaron fama las pizzas de su padre en Holanda.

 

Mientras millones de bobos miramos una pelota ir de un lado a otro, alrededor del fútbol suceden demasiadas cosas. Más que la pelota vuelan millones de maletines blanqueados. Estamos atentos a la tiza que es el balón o a la pizarra verde que es el césped, pero su futuro se teje a la sombra.

Si algo les puede frenar a estos reyes Midas es si pretenden mandar más que Florentino en el Madrid o que los barandas despelotados de la UEFA y FIFA. El portugués representa a 18 jugadores de la selección y entre los sesenta caballos suyos, todos ganadores, podría crear un específico club de Champions.

El hijo del pizzaiolo otro parecido. Además cuenta en la “rabiosa actualidad” con el potro más deseado: Pogba. Su empresa no son los clubes. Los clubes son sus presas, con los que les va fantástico que estos sean más que clubes y su diez por ciento de comisiones sea más que el diez por ciento.

Por IUSPORT

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