Por José Manuel Pazo //

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Leía ayer un interesante informe realizado por Vicente Soler en su blog “DeporteCienPorCien”, en el que se analizaba la media de edad de los equipos de División de Honor Femenina de balonmano, la primera categoría del balonmano femenino de este país.

 

Actualmente y según los datos de la Guía DHF de la Real Federación Española de Balonmano, la media de edad global de la competición es de 22’4 años, el equipo más veterano es el dominador de la liga en los últimos años, el Balonmano Bera Bera de San Sebastián, con una media de tan solo 24’35 años, mientras que la plantilla más joven es la del Aula Cultural de Valladolid con 20’05 años de media, conjunto en el que 10 de sus 17 jugadoras son menores de 20 años, algo semejante a lo que sucede en el Esportiu Castelldefels, donde 11 de sus 16 integrantes están en edad Sub-20 proporcionando una media de edad de 20’56 años.

 

Nos podemos detener a analizar si estos datos son positivos o negativos. Los podemos considerar positivos desde el punto de vista que lo hace mi estimado Vicente Soler en su blog, las jugadoras llegan pronto a la élite, toman responsabilidad desde muy jóvenes y llegadas a los 20 años, ya tienen varias temporadas de experiencia en la primera división nacional, en algunos casos han disputado competiciones europeas y fases finales de la Copa de la Reina    y son referentes en sus equipos.

 

Mirándolo desde el punto de vista del rendimiento inmediato, está claro que el nivel de la competición ha bajado, no hay equipos españoles peleando por el título en competiciones internacionales, Bera Bera, nuestra baza en Champions League, tuvo que renunciar a participar por problemas económicos, si bien, aun participando estaría muy lejos de potencias como el Györ húngaro, Buducnost montenegrino, Krim esloveno o Larvik noruego e incluso tendría difícil superar la fase previa para entrar en la ronda de grupos. La liga está llena de chicas habituales en las categorías inferiores de la Selección Española cuyo último “logro” fue la no clasificación para el Campeonato del Mundo Junior del último verano, por tanto, tampoco somos una potencia a nivel de base, a pesar de tener a nuestras jugadoras compitiendo en este nivel. Hace poco, durante un almuerzo, comentaba con algunos compañeros que el actual nivel de DHF  es similar al de DH plata de algunos años y que el de plata es el mismo que el que había antes en las primeras categorías autonómicas, poco después, esa misma tarde, Jenaro Félix, seleccionador nacional juvenil femenino, refrendaba mi comentario exponiendo una opinión idéntica en el clínic que impartía ese día en Mérida. Esa es la realidad, las chicas tienen su oportunidad antes, es más fácil que les llegue esa oportunidad, pero el nivel de la competición ha bajado claramente un peldaño.

 

Pero dejemos a un lado lo positivo o negativo de la situación actual y buceemos en busca de una razón que explique por qué motivo los equipos son tan tremendamente jóvenes en España.

 

De todos es sabido la situación económica por la que atraviesa el país, que se ve reflejada claramente en cualquier institución deportiva que no sean las dos que todos conocemos. Además el olvido mediático al que es sometido el deporte femenino, provoca que se haga difícil encontrar patrocinios en este gremio incluso en épocas de bonanza económica. Por tanto, tenemos clubes de un deporte que pasa una crisis económica importante y de un género que está en crisis económica permanente, lo que provoca que nuestras mejores jugadoras, las que se ganan la vida con el balonmano, profesionales de reconocido prestigio internacional, se vean obligadas a emigrar en busca de un sueldo digno, lo que hace que del grupo habitual de internacionales españolas, sólo encontremos a cuatro jugadoras militando en clubes de DHF, Eli Pinedo y Patri Elorza en Bera Bera, Silvia Navarro en Rocasa y Cristina González, fiel al CLEBA. Hay otras jugadoras que van y vienen en el grupo como Ana Temprano, Raquel Caño, Naiara Egozkue o Nuria Benzal que también forman parte de la DHF, el resto junto con otras jugadoras, suman un total de 20 balonmanistas españolas que  se ganan la vida fuera de su país.

 

Ya tenemos un motivo, las jugadoras de más prestigio junto con otras jugadoras en la plenitud de su carrera, se ven obligadas a marcharse fuera para vivir del balonmano.

 

Esas jugadoras españolas que se van, no pueden ser sustituidas por jugadoras extranjeras de su mismo nivel, porque está claro que los clubes no se las pueden permitir, por tanto son sustituidas por jugadoras de cantera, que si bien en el momento de llegar al primer equipo hacen decrecer el nivel de rendimiento, son mas baratas y dan la posibilidad a largo plazo de suponer una aportación de alta calidad y bajo precio e incluso se presenta la opción de representar un traspaso a clubes de mayor enjundia que deje unos pocos euros en las marchitas arcas de su club de origen. No hace tanto eran pocas las internacionales que emigraban, recuerdo a Marta Mangué y Eli Pinedo en Dinamarca y poco más, por tanto el nivel de la liga con la presencia de las internacionales era mayor, como mayor era la aportación de jugadoras extranjeras del nivel de Raphaelle Tervel, Ana Paula Rodríguez o Tatjana Medved. Ahora la aportación extranjera es testimonial, sólo 27 jugadoras de las 247 inscritas en DHF y en la mayoría de casos jugadoras asentadas en España y que tienen ya nuestro país como su segunda casa.

 

Pero el gran motivo y gran problema del deporte femenino en España, es el de la jugadora de mediana edad (25-30) y nivel intermedio. Sin nivel como para jugar ganándose la vida en ligas extranjeras y parte de una liga sin medios como para mantenerla en su propio país jugando a balonmano. Se ven obligadas a elegir, el balonmano o la vida.

 

Uno de los principales motivos de la baja media de edad de la liga, es que la mayoría de sus jugadoras son estudiantes o están en esa edad, aún pueden compatibilizar el balonmano con su vida diaria, van a clase por las mañanas, entrenan por las tardes y los fines de semana alternos se los pasan en un autobús para jugar donde toque, el fin de semana que toca en casa tienen mas tiempo para estudiar o salir con las amigas. La que juega fuera de su ciudad, se conforma con poco dinero y que le paguen el alojamiento, no necesita mucho más. Y están aquellas que juegan en la ciudad a la que se tienen que desplazar por estudios, así que como tenían que ir de todas formas, todo lo que el club les dé, bienvenido sea. Esa es la vida habitual de una jugadora de DHF. Recuerdo la historia que me contaba un taxista de Vigo cuando estuve allí con motivo del Sector del Campeonato de España, al comentarle que era entrenador de balonmano, me habló de un jugador alemán que militaba en el Cangas Frigoríficos del Morrazo de liga ASOBAL, jugaba gratis porque estaba pasando ese año en Vigo para aprender castellano. Esa, que podía ser la realidad de cualquier deporte amateur hace unos años, el estudiante que se va a alguna ciudad y se busca un equipo para seguir practicando el deporte que le gusta, es la realidad actual de muchos deportes profesionales o que lo fueron.

 

Acabada esa etapa de estudiante, toca buscar trabajo, ganarse la vida y en muchos casos la práctica del balonmano a ese nivel es incompatible con el trabajo, lo que obliga a muchas jugadoras jóvenes, en edad de seguir disfrutando del balonmano, a retirarse. Si no se puede vivir del balonmano, hay que buscar trabajo y si no se pueden compatibilizar ambas actividades, no queda otra que abandonar el balonmano. Por eso la jugadora sub-20 es una habitual en los equipos de DHF y una mayoría de jugadoras de entre 20 y 25 años, pero es difícil encontrar jugadoras de entre 25 a 35 años, están trabajando.

 

La crisis que viene azotando al país y al deporte, empuja a la retirada a una gran cantidad de deportistas de entre 25 y 35 años que tienen que elegir entre su carrera profesional o su carrera deportiva y dado que su carrera deportiva actualmente no le va a reportar mucho mas beneficio que la satisfacción de disfrutar de su deporte, la decisión está clara. Esta es la realidad del practicante de deportes minoritarios en época de crisis y pasados los 25 y es una realidad que tiene un claro exponente en los datos de edad de la DHF de balonmano.

 

Y no quiero terminar, sin agradecer a Vicente Soler y su blog “DeporteCienPorCien” por el trabajo informativo que realiza para todos aquellos amantes del balonmano femenino y sin el cual habría sido incapaz de escribir con tanta precisión este artículo.

 

 

José Manuel Pazo

Por IUSPORT

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