Por Carlos Moreno Chavanel //

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Sigo en shock por lo de ayer. Todavía no me explico cómo es posible que la UD Las Palmas no esté en Primera División y por más que busco respuestas sigo sin encontrarlas. Hasta el momento solo el presidente de la UD Las Palmas se ha responsabilizado de la mala previsión de cuerpos de seguridad privada en el interior del estadio. No fue suficiente el dispositivo llevado a cabo por parte de la entidad, con 100 «seguritas» en todo el recinto, es una obviedad. De ellos apenas habían 30 en las pistas de atletismo, donde realmente se les necesitaba.  Sí, hubo equivocación y mala previsión por parte del club, pero también por parte de la Delegación del Gobierno.

Ambos forman una Comisión de Seguridad previa al evento para determinar cuántos efectivos públicos y privados hay que poner en liza. Sin duda, las partes pecaron de ingenuidad. Solo 100 efectivos de carácter privado y 110 de la Policía Nacional en un estadio repleto hasta los topes con 31.000 personas. Hagan el cálculo y el porcentaje por persona es mínimo. Además, que de esos 210 en total, los que habían en las pistas de atletismo eran muchos menos, 20-30 GEOS en la zona de Ultra Naciente y Tribuna, y una cantidad similar de hombres de Seguridad Integral Canaria repartidos en las otras tres gradas. Partición sin fundamento. Curiosamente donde nadie saltó al campo fue en las gradas citadas. Si bien han querido desviar el asunto, puesto que la policía habla de exceso de aforo en UN, cosa que ocurre normalmente en ese grupo de animación (mucha gente se cambia de grada para ir a animar allí) y que en nada tuvo que ver con lo ocurrido ayer. Escurren el bulto. Estaban en la parte superior del estadio, vigilando que no hubieran incidentes por la falta de bebida en las cantinas, de risa la explicación.

Aquí no acaba el error, quizás todo esto se hubiera evitado no abriendo  las puertas a 4 minutos del final del encuentro, tremendo fallo. Otro de los acuerdos de la Comisión de Seguridad que tan bien ha previsto todo, nótese la ironía. Cientos de «aficionados» en las afueras del estadio se dedicaban a golpear las puertas del recinto pidiendo el acceso. A partir de la apertura de las mismas fue cuando todo se desencadenó. Esos «chiquillos» entraron desbocados como un toro a la plaza con el único objetivo de saltar al campo. Fueron ellos en su mayoría los que bajaron a las pistas, aunque está claro que también lo hizo más de uno que ya estaba con anterioridad en el estadio amen de la pasividad de las fuerzas de seguridad. Es lógico abrir las puertas antes del final porque en caso de que el Córdoba hubiera metido un gol minutos antes y la gente quisiera salir podría haber pasado como en el Madrid Arena. Lo que no es lógico es no controlar los accesos para que solo fueran de salida y no de entrada como así ocurrió. Por otro lado,si no se considera partido de Alto Riesgo uno de este tipo, no comprendo nada. Pocos efectivos desplazados. La responsabilidad de la declaración corresponde a la Comisión Nacional Antiviolencia y se debe llevar a cabo con un mínimo de 8 días de antelación al partido. Hace 8 días no se sabía ni el posible rival, bendito calendario el nuestro. Aunque esto no es excusa ni para club ni para Delegación del Gobierno, ya que ambos pueden pedir a la Comisión que extreme las precauciones si así lo consideran, cosa que nadie hizo.

Que no me vendan la moto desde el Gobierno que la culpa es únicamente del club por no avisar por megafonía de que nadie saltara, seguro que con eso nadie lo hubiera hecho. Seamos serios. Y que yo sepa los que entraron al estadio es porque estaban fuera, cuestión fácilmente explicable por Epi y Blas. Dentro del estadio la responsabilidad es de club pero fuera es de la Delegación. Dejaron que la gente hiciera macrobotellón en la zona desde el mediodía, que se tiraran petardos, bengalas y demás, pero de esto no hablan. No había nadie fuera controlando a esos «salvajes».

La permisividad fue clara tanto dentro como fuera del estadio y aquí tenemos los frutos de tan ineficaz gestión por parte de todos. La invasión del chico que entró al campo a falta de 15 minutos y que tuvo que ser desalojado por los propios futbolistas parece que no fue aviso suficiente para nadie. Con un steward en condiciones no hubiera llegado a los banquillos como así ocurrió. Parece que nadie ha visto un partido de Primer División o de Champions League para saber lo que son los stewards.

Y el show no acaba aquí, a esto se unieron las declaraciones de nuestros políticos. Todos ellos queriendo echar balones fuera y nunca mejor dicho. La palma se la lleva José Miguel Bravo de Laguna, el presidente del Cabildo de Gran Canaria que manifestó en sus redes sociales lo siguiente: »  lo ocurrido, culpa de 200 gamberros que asaltaron a destiempo el terreno de juego, demuestra lo peligroso que es jugar con fuego, estimular la indignación, la protesta incontrolada y, en definitiva, un cierto modo de anarquismo. Es una muestra más de lo peligroso que resulta alentar bajas pasiones, en lugar de el respeto a la ley y a los demás, por muchas discrepancias que pueda haber. El aleteo de una mariposa puede producir un terremoto! Aviso a navegantes despistados. Buenas noches y buena suerte, grancanarios».

Unas manifestaciones que hablan por sí solas de la clase política que tenemos, incapaz de ver que esos mismos chiquillos están por todas las partes de la isla, pero es más importante promover temas banales que apostar por la educación, ese gran déficit nuestro. Ahora resulta que los niños que entraron al campo provienen del 15M, antisistemas o vaya usted a saber. El abandono escolar, el analfabetismo y el bajo nivel educativo no tienen nada que ver, según parece.

Me invade la tristeza y el desasosiego, tanto por lo visto ayer en el terreno de juego como por las reacciones de hoy. Nadie quiere coger el toro por los cuernos y afrontar el verdadero mensaje que ayer transmitió lo ocurrido. La falta de civismo y de educación no es cosa sola del informe Pisa, es una realidad tan palpable como la de ayer. Ya los vemos en romerías, carnavales, fiestas de la ciudad, en el sur de la isla, etc…Simplemente el fútbol le ha dado el altavoz suficiente para que reflexionemos como sociedad cual es el camino que Canarias debe emprender. Las instituciones salieron rápido a «condenar» los reportajes televisivos que retrataban a esa masa oculta y hoy todos agachan la cabeza, escurriendo el bulto y queriendo criminalizar a los tontos, no tienen otro nombre, que ayer fastidiaron el sueño de familias y de una isla entera.

Ahora la Fiscalía abre una investigación por los incidentes, pidiendo informes a la Policía Nacional, al club y a la empresa privada por los delitos perturbación del orden público, delitos de lesiones, delitos de daños y delitos de hurtos (Supongo que serán las botellas de agua). Me temo que esto lo pagará el club y la empresa de seguridad, mientras que la policía lo habrá hecho todo bien. Sin detenciones por ningún lado a pesar de que las imágenes son claras, cuanto menos curioso teniendo en cuenta que en otro tipo de actos detienen gente con bastante facilidad.

Tenemos una clase política inepta y un responsable del club, que teniendo una empresa de seguridad privada pudo hacer mucho más. Y que nadie dude que el primer afectado por el no ascenso es él, pero esta vez erró.

Las Palmas de Gran Canaria ha sufrido un ataque anímico enorme, el mayor drama en toda la historia de la UD Las Palmas pero lo peor es que somos nosotros nuestros propios enemigos.  Esta herida costará cerrarla y  espero que de esto se saque algo positivo, aunque lo dudo viendo lo que nos rodea. Quizás tengamos lo que nos merecemos…

Por IUSPORT

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