Por Javier Rodríguez Ten //

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messi-670.jpgMessi está involucrado en una investigación y acusación sobre una posible
defraudación fiscal. Cuatro millones de euros. Penas de cárcel.

A mi
entender, el deporte debe tener un tratamiento fiscal específico. Porque la vida
del jugador es corta, gana mucho dinero en poco tiempo y demás. Que al Sr.
Blesa, Botín o Francisco González los sangren a impuestos (que lo hacen) no me
preocupa, porque ganan mucho más que los futbolistas y además lo van a seguir
haciendo hasta que se jubilen. Con los deportistas hay algo distinto.

Eso
de que te quiten más de la mitad de lo que ganas debe doler. Y vamos a dejarnos
de la hipócrita frase de que ójala yo pagara esa cantidad porque significaría
que gano mucho. Llegado el momento, dolería igual (supongo). Y por ello es
lógico que los jugadores, y los artistas, y muchos profesionales de prestigio y
los empresarios busquen cómo gestionar sus ingresos de manera que la elevada
carga impositiva se reduzca. A veces legalmente. Otras no tanto. A ver si
alguien se va a sorprender de algo a estas alturas.

Pues bien: existen
paraísos fiscales, cuyo objeto es recibir dinero procedente mayoritariamente de
defraudaciones y crímenes, Estados que forman parte de la ONU y con los que hay
relaciones diplomáticas. Y empresas que se dedican a servir de tapaderas de
ingenierías financieras. Y jugadores que pagan un 56% de sus ingresos, que
intentan pagar algo menos y que a veces se dejan guiar por impulsos o personas
que exceden de las líneas rojas marcadas.

Posiblemente el modelo de
progresividad fiscal esté caduco, y sea mucho más adecuado un modelo
proporcional (y sensato) idéntico para todas las rentas (sin privilegios forales
o cupos), y un impuesto sobre el patrimonio selectivo complementario. Y, de
manera añadida, la desaparición de los derechos de imagen como rendimientos con
una tributación diferente a la salarial (¿por qué?). Y meter mano (perdón) a los
paraísos fiscales. Y suprimir completamente el régimen de «impatriados», que es
la consagración de la imbecilidad (fomentemos que vengan de fuera haciendo que
los costes impositivos sean la mitad; que vengan pero en igualdad de
condiciones).

Así que, a por Messi (si ha hecho algo)… pero sin olvidar
lo demás.

 

 

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