Cuando surgen voces discrepantes acerca de cuál club tiene mejor derecho en el caso de que el Eibar sea descendido por razones administrativas, si el Osasuna o el siguiente mejor clasificado de Segunda, resulta que el club navarro tiene un horizonte más complicado que el Eibar.
El Eibar necesita aumentar el capital social a 1,7 millones a fecha 6 de agosto de 2014, pero hasta siete son los millones de euros que necesita el Osasuna antes del 31 de julio para no caer a Segunda División B.
Todo el mundo sabe que el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha obligado al Eibar a aumentar en 1,7 millones su capital social (actualmente en 400.000 eu), en aplicación de la normativa reguladora de las sociedades anónimas deportivas.
El club solicitó, sin éxito, que se tuviera en cuenta su patrimonio neto positivo (1.471.000 euros) y sus 800.000 euros de fondos propios (repartidos entre beneficios y un capital social de 422.253).
Es verdad que hasta ahora sólo han conseguido un 22% de la cantidad necesitada, pero hay optimismo y están convencidos de que lo logarán.
En el entorno del Osasuna se cuenta con que en el caso de que el Éibar subiera por méritos deportivos pero por decisión administrativa bajara a Segunda B, podrían ascender sólo dos a Primera, ya que el Osasuna no bajaría a Segunda. Esto habrá que aclararlo.
Claro que para ello, el Osasuna necesita sanear sus cuentas a 31 de julio y, en ese sentido, el panorama para el club navarro se presenta, en verdad, más sombrío que el del Eibar.
Tras declararse su descenso deportivo inminente a Segunda División el pasado fin de semana, el club navarro busca nuevas fuentes de ingresos para cubrir los siete millones de euros que Hacienda, Seguridad Social y otros proveedores reclaman, además de tener que hacer frente a los salarios de sus jugadores, técnicos y trabajadores.
Según publica el Diario de Navarra la fecha para tener ese dinero es el 31 de julio. Si antes de ese día Osasuna no consigue completar su agujero se verá abocado al doble descenso, hasta Segunda División B.
El agujero que podría condenar al club rojillo se generó al parecer en las etapas de gestión anteriores, especialmente en la encabezada por Patxi Izco, a quien se acusa de haber abandonado la política de cantera e ir a buscar fichajes en el mercado internacional, lo que ocasionó un aumento considerable del gasto, convirtiéndose en uno de los clubes más longevos de Primera División pero a su vez en uno de los que más riesgo financiero acumula.