Por Javier Rodríguez Ten //
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El sueño de los JJ.OO para Madrid debería materializarse el próximo 7 de septiembre en Buenos Aires. Lo tenemos todo. Y mejor que Tokio y Estambul. Sólo circunstancias ajenas al «fair play» que propugna el olimpismo supondría el fracaso de nuestra candidatura. Veamos…
1.- Infraestructuras. Está casi todo hecho, fruto del trabajo para ésta y anteriores candidaturas. Se puede ver y tocar. No se exige una inversión espectacular ni hay incertidumbres.
2.- Legislación. Acabamos de aprobar una Ley Orgánica antidopaje enormemente ambiciosa, incluso más allá de lo que es la norma general en el ámbito sancionador español. Nuestra normativa antiviolencia funciona. Tenemos tipificado penalmente el dopaje y la corrupción deportiva (otra cosa es que respecto de esto último acabemos de empezar…) Y no se puede acusar a España de ser un país homófobo.
3.- Capacidad hotelera, medios de transporte, etc. Sin problemas. Al igual que los horarios. Y la oferta cultural. Y además, los visitantes podrán salir «de copas y tapas» por la noche, algo difícil en las otras alternativas…
4.- Problemas internos. La tregua de ETA se mantiene, afortunadamente. Las aspiraciones nacionalistas no son diferentes a las de territorios de otros Estados (Quebec, Flandes) que incluso recientemente han organizado JJOO (Escocia e Irlanda del Norte en U.K.), o que aspiran a ello (Kurdistán turco). Y no tenemos los problemas de seguridad y orden público de Estambul (a los que hay que añadir la proximidad a zonas calientes como Siria), ni el riesgo latente de Fukushima…
Así que… salvo conspiraciones para intentar presionar la elección de 2024 (regla no escrita de los continentes), lobbys o determinados «incentivos» para quienes han de votar la decisión, 2020 tiene que ser nuestro. Nos beneficia a todos y no perjudica a nadie. A por ello.