Por Javier Rodríguez Ten //
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La decisión del COI de indagar sobre la nueva legislación rusa, que incide sobre los derechos de los homosexuales y podría implicar algún tipo de discriminación, nos parece del todo acertada. El deporte mundial, liderado por el COI, dio toda una lección sobre cómo tratar el apartheid de Sudáfrica, y fue una de las causas de su caída. Lo que resulta más cuestionable es que se haya detenido ahí, porque existen casos verdaderamente graves que quizás deberían llamar su atención.
Porque el COI debe tener en cuenta que existen numerosos países en que los homosexuales son discriminados, torturados, encarcelados o incluso ejecutados (véase el informe de Amnistía Internacional 2013). Al igual que existen numerosos países en que las mujeres son discriminadas, y se les priva el acceso a los cargos públicos, a la escuela, a la sanidad…
Por ello una actuación loable con una enorme cobertura mediática puede resultar contraproducente. No es necesario predicar los valores que defiende el Movimiento Olímpico y el COI, porque son loables y todos los sabemos. Y (coloquialmente) si se abre el melón… pues hay que llegar hasta las pipas…. Si se actúa decididamente hacia Rusia en materia de discriminación, lo esperable es que desde diferentes ámbitos se exija lo propio respecto todos esos Estados cuestionables, casi todos representados y formando parte del COI.
[P.D.- Hubo Juegos Olímpicos, por ejemplo, en la alemania nazi (Berlín, 1936) y en el telón de acero soviético (Moscú, 1980)… precedentes perfectamente argumentables por Rusia].