Por Blas López-Angulo //
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La cara es el espejo del alma. Se dice que uno es responsable de su cara cuando madura y está ya peinando canas. Los jugadores, pues no. Solo responden paganamente de sus peinados mientras se miran y se remiran, se peinan y se repeinan, aún en el túnel de vestuarios, apurando su imagen ante la incomprensión de algún sargento belicoso. Son jóvenes, lo tienen todo y andan a la cabeza de la moda y de la vanguardia. Que para eso, los más pagados son delanteros.
Puede que el señor Pérez -que peina canas- no se atreva a mirarse en los espejos, por temor a que la imagen reflejada no le parezca verdadera. Puede que lo haga de soslayo, mirando sin mirar, melifluamente merengue: «Espejito, me engañas, nadie hay más caballero, ni mejor que yo. ¿Porqué te empecinas en llevarme la contraria?»
Es el sistema, el político al que no oirás una palabra más alta que otra, ni un mal gesto, ni tampoco una verdad; pero fíate aquí de ese García del que dice no acordarse: échate las manos a la cartera y no se te ocurra darle la espalda. Hasta el aparentemente correcto Guardiola le culpó también de propagar maliciosamente lo del doping de su Barça.
Como el sistema, tiene afianzados los medios y la «buena prensa». Podrá decir del que le contesta o que es antimadridista o que es muy raro. Tan rara como esa biografía suya que Juan Carlos Escudier publicó hace un decenio y que casi nadie conoce. ¡Menos mal que don Florentino no paga a los que hablen bien de él! El citado periodista es tan raro que ni lo intenta. Si se le ocurre a usted preguntar por ella a unos innombrables grandes almacenes, tal vez avisen a la Guardia Civil para que le detengan.
Si persevera y osa pedir otros títulos de esa misma colección, llamada Foca, del tan prestigioso como marginal Ramón Akal, por ejemplo, la biografía publicada también por esas fechas de Zaplana o de Aguirre, es probable que avisen a Seguridad por rebelde y contumaz.
Como a los políticos, para entenderle hay que mirar a través del espejo: la imagen proyectada es justo la contraria. Donde está su derecha está nuestra izquierda. Si insiste y se molesta en desmentir algo es sabedor de que ese algo huele a verdad y hay que perfumar su rastro. Si su club está siendo investigado desde la Unión Europea por una permuta de terrenos para la construcción de su ciudad deportiva (¡qué gran herencia la de don Santiago!), pondrá cara de santo y una cara para cada torre, Ronaldo, Beckam, Figo y Zidane. Ustedes me corrijan si no son esas. Yo es que, como él, tampoco suelo leer prensa deportiva, y no he estado al corriente de sus pelotazos.
En la entrevista del domingo concedida a un chico malo -¿o acaso, no lo es tanto?- no sé si se refiere a él o al Real Madrid cuando declara «que transmitimos valores de todo tipo». Esa coletilla añadida suena a los célebres principios de Groucho, según los cuales si al adquirente no le agradan, los devuelve y se le entregan otros. Como el Real Madrid, al igual que el Barça, no es una sociedad anónima, porque señora, hasta ahí podríamos llegar, imagino que esos valores no cotizan en Bolsa.
Tampoco acierto a entender que es para este señor un buen periodista, si lo es el borrego que no incomoda, el que jamás perderá el carné, puede que doble carné, a la sazón blanco y amarillo. Pero señor Pérez, no se moleste, un buen periodista es el que no solo a usted no le gusta, sino el que molesta a todos.