Por Daniel Roberto Viola //

_________________________________________________________________________________________

En octubre de 2013, visitó Buenos Aires Ricardo Trade, CEO del Comité Organizador de FIFA Brasil 2014, en ocasión del evento organizado por la Universidad Católica Argentina, el Centro Internacional de Estudios del Deporte (CIES) y la FIFA, quien vaticinó: “La organización viene bien, va a estar todo listo sin ninguna duda para el Mundial, Brasil está trabajando intensamente, la mayoría de los estadios están terminados y será todo una gran fiesta. En un país futbolero como Brasil, cuando ruede la pelota se acaban todos los líos”. Tales pronósticos no fueron confirmados y hoy existe preocupación en FIFA por la demora de los estadios de Curitiba, San Pablo, Cuiabá y Porto Alegre, éste último inaugurado simbólicamente por la presidente Dilma Rousseff.

En noviembre pasado, dos obreros murieron al caerse una enorme viga sobre el techo del estadio Itaquerao de San Pablo (68.000 asientos), mientras que el Arena Amazonia de Manaos luce como una gran estructura blanca con césped en su interior pero aún sin terminarse. Jérome Valcke, secretario general de la FIFA dijo aludiendo a los retrasos: “Algunos embarazos son más difíciles que otros”. 

Según un estudio de DataiFX, hasta el momento se han invertido U$S 12.000 millones, casi tres veces lo que invirtieron Corea y Japón en su mundial 2002 y el doble de Sudáfrica en 2010, a la espera de más de 4 millones de espectadores.

El ex futbolista, ex campeón mundial  y actual diputado federal Romario, denunció ante el Senado brasileño que el costo de construcción de un asiento (3.593 euros) es casi el doble de lo gastado en Sudáfrica (2010) y Alemania (2006), agregando que de los 42 proyectos de movilidad urbana previstos, 11 no estarán listos, señalando que toda la organización era un verdadero escándalo.

Los estadios son construidos gracias a créditos otorgados por el banco de fomento BNDES que serán amortizados en los años venideros por el conjunto de la sociedad brasileña. Todavía está vivo en la memoria, que Canadá por los Juegos Olímpicos celebrados en Montreal (1976) pudo cancelar las deudas contraídas tres décadas después, o que Grecia por igual evento  organizado en el año 2004, erogó por un valor cercano al 7% del PBI anual, lo cual impactó severamente en sus finanzas hasta dejar al país al borde de la bancarrota financiera.  

El ministro de Deportes de Brasil, Aldo Rebelo, lanzó una campaña de divulgación afirmando que entre 2010 y 2014 circularán en la economía brasileña 112.000 millones de reales adicionales, generando 3,6 millones de empleos y una renta extra para la población de 63.480 millones de reales (unos 26.450 millones de dólares).

Para el ministro “El Mundial dura un mes pero quedan como utilidad pública para el país aeropuertos, puertos, viaductos, vías de tránsito rápido, mejorías en seguridad y telecomunicaciones…» 

En igual sentido Valcke reafirmó: «La FIFA no está usando ningún dinero público, ningún dinero de Brasil, con la excepción de los acuerdos comerciales con patrocinadores brasileños».

La FIFA recaudó por derechos de Brasil 2014 U$S 1386 millones al cierre de 2013, registrando un superávit de U$S 72 millones y elevando sus reservas a U$S 1432 millones. Durante la Copa Confederaciones (2013), grupos de manifestantes protestaron por los gastos del Mundial, portando carteles con la leyenda “Queremos hospitales estándar  FIFA”.

Los comandos del BOPE (Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar) y del Batallón de Choque, adiestrados para combatir el narcotráfico, se entrenan para enfrentar cualquier acto de violencia durante el mundial.

La Constitución de la República Federativa del Brasil garantiza los derechos a la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, el ocio, la seguridad, la sanidad social, de reunirse pacíficamente –sin armas- en locales abiertos al público, entre otros.

El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes (44 años) que lleva adelante la mayor modernización de la ciudad en las últimas décadas, sin embargo, suele padecer de ataques de cólera ante la presión que recibe por las continuas protestas de los manifestantes enmascarados autodenominados “Bloques Negros”, nombre que deriva de su vestimenta negra y pañuelos que ocultan sus rostros, a quien Paes llamó públicamente “idiotas”.

Para ilustrar la situación reinante, Paes declaró “Nunca en su vida celebren una Copa Mundial y unos Juegos Olímpicos al mismo tiempo. Eso les hará la vida casi imposible.”

El 54 % de los brasileños tiene reservas con relación al Mundial, y considera que la organización será regular o mala. El 30 % de los encuestados considera que será regular, el 8 % malo y el 16 % «pésimo», según el sondeo elaborado por la firma Datafolha y publicado por el diario Folha de São Paulo.

Brasil 2014 convoca a un desafío extremo propio del cambio de época del siglo XXI,  cuando convergen derechos de un mismo rango.

Su verdadero legado recién podrá descifrarse más allá del éxito deportivo, al momento de evaluar si las millonarias obras exigidas por FIFA se han plasmado en una mejor calidad de vida de los sectores sociales que hoy pugnan por una equitativa definición de las prioridades.

Al fin y al cabo, sin ponderar las pujas sociales que reivindican un mayor presupuesto para la salud, erradicación de favelas y educación de la población, hasta aquí Brasil 2014 resulta ser el Mundial más oneroso de la historia antes de haberse jugado.

Daniel  Roberto Viola-Director Iusport Latinoamérica
Abogado-Universidad de Buenos Aires
Posgraduado Curso Derecho y Management del Deporte-U.C.A.-F.I.F.A.-C.I.E.S.
Socio Estudio Viola & Appiolaza-Buenos Aires-Argentina

Por IUSPORT

Si continúa navegando acepta nuestra polìtica de cookies    Más información
Privacidad