Cuando faltan 24 horas para el comienzo del Mundial, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ha aprovechado el enorme eco de su 64º Congreso para presumir de una gestión económica excelente y de ser el primero de la fila en la lucha contra la corrupción. Y como guinda, inunda de millones de dólares el fútbol base.
Desde luego que Blatter acallará muchas bocas con esta lotería, pero los que seguimos de cerca las denuncias de corrupción que pesan sobre la gigantesca organización internacional del fútbol sabemos que no es oro todo lo que reluce.
El todavía presidente Blatter no se cortó lo más mínimo a la hora de hacer un llamamiento, urbi et orbe, a una mayor integridad y un mejor gobierno en el fútbol, buscando, obviamente, desviar la atención de las crecientes acusaciones de mala administración y corrupción, tema que eludió en su discurso.
Joseph Blatter no se refirió directamente a las acusaciones de pagos de sobornos para garantizar que Qatar fuera elegida como anfitrión de la Copa del Mundo de 2022. Se limitó a decir que el deber de la organización iba más allá de la acción en el campo de juego, incluyendo mejores controles contra los abusos.
«Es nuestro deber hacer que el fútbol siga avanzando pero también mantener instalados nuestro gobierno y nuestras entidades de control», dijo Blatter en el Congreso, que tiene miembros de 209 países. «Es nuestro deber liderar con el ejemplo y comportarnos como un ejemplo, con integridad».
Y no se puso colorado el hombre.
Y es que la gestión de Blatter al frente del ente rector del fútbol mundial chirría por todos lados. Esta semana hubo críticas de altos directivos europeos como Michael Van Praag, miembro del comité ejecutivo de la UEFA, y David Gill, vicepresidente de la FA inglesa y también miembro del comité de la UEFA. Ambos instaron a Blatter, de 78 años, a no buscar la reelección por un quinto período de cuatro años en 2015, diciendo que la credibilidad del gobierno estaba en juego.
Entre tanto, Blatter ha arremetido contra sus detractores en las últimas semanas, hablando de complot y sugiriendo incluso que el «racismo» está detrás de un ataque a su gestión por parte de periódicos británicos que han estado escribiendo sobre las acusaciones de corrupción.
Este miércoles fue más lejos. En su discurso del 64º Congreso, Blatter pareció sugerir que cuestiones políticas estarían detrás de algunas de las críticas contra la FIFA. Dijo que la organización adquiere una mayor importancia en el mapa geopolítico, que a veces «crea situaciones polémicas y luego algunas dificultades». El deporte trata de mantenerse al margen de la política, afirmó, pero «en este mundo cambiante muy poco está más allá del alcance de la política y la economía».
Superávit
Donde sí quería incidir Blatter era en las cuentas y bien que sacó pecho. Los resultados financieros de la FIFA, también presentados al Congreso este miércoles, dan una idea de su enorme influencia. La entidad sin fines de lucro informó que registró un superávit de 72 millones de dólares el año pasado, con lo que sus reservas de efectivo alcanzaron la escalofriante cifra de 1.430 millones.
También presumió de auditoría. La auditora KPMG informó favorablemente los balances financieros consolidados que han sido presentados.
Lluvia de millones para el fútbol base
Y llegó el punto del discurso más deseado -por Blatter- con una afirmación grandilocuente: «La FIFA destinará 900 millones de dólares al desarrollo entre 2015 y 2018»
Efectivamente, 900 millones de dólares es el presupuesto aprobado para el desarrollo en el periodo 2015 – 2018, 100 más que en el periodo anterior.
Las prioridades que se marca la FIFA para este nuevo ciclo son: duplicar la financiación para el desarrollo del fútbol femenino; apoyar las competiciones juveniles nacionales, nuevas y ya existentes; quintuplicar la capacidad para proporcionar equipamiento futbolístico a proyectos prioritarios, como los relacionados con el fútbol juvenil, femenino, de base, fútbol sala y fútbol playa; incrementar la ayuda financiera a las asociaciones miembro para competiciones clasificatorias juveniles; reforzar el sistema de información del fútbol; y aumentar la inversión en el sistema de información del fútbol.
Para que los presentes recordasen quien tiene la llave de la caja fuerte, Blatter hizo mención a los 2000 millones de dólares que ha aportado la FIFA a sus asociaciones y confederaciones desde 1999.
También presumió de que todas y cada una de las 209 asociaciones miembro y de las seis confederaciones se han beneficiado de la asistencia financiera de la FIFA, que ha contribuido a incrementar la popularidad del fútbol, así como la competitividad, especialmente a nivel juvenil.
FIFA intergaláctica
Blatter remató su discurso triunfalista permitiéndose incluso una perla literaria. Como afirma Matthew Cowley, podría decirse que las ambiciones de Blatter literalmente subieron hasta el espacio.
«Deberíamos preguntarnos si un día nuestro juego se juega en los otros planetas. ¿Por qué no?», dijo. «Y entonces no tendremos sólo una Copa del Mundo, tendremos competencias interplanetarias».
Reelección
Por último, Blatter envió un mensaje a Platini: sonriendo al respetable, anunció que “en 2015 acaba mi mandato, pero no mi misión. Tengo ganas de seguir acompañando la construcción de la nueva FIFA, pero eso sólo será si ustedes me votan”.