Por Xavier-Albert Canal Gómara //
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Una de las carencias de la actual Junta Directiva del FBC es la política de comunicación. El Club ya va por su cuarto responsable de comunicación desde que esta Junta tomó posesión en julio de 2010. Ostentar dicho cargo se ha convertido en una actividad de riesgo. Y no dudo que serlo es hartamente difícil. Son muchas las lupas que miran cualquier acontecimiento, por pequeño que sea, que suceda en el club. Muchas páginas que llenar, amén de horas de radio y televisión.
Pero hay cuestiones que no se deben dejar sólo al departamento de comunicación. Y hoy me refiero al comunicado efectuado por el club azulgrana ante el escrito del Ministerio Fiscal en el que solicita se admita a trámite la querella presentada por un socio de la entidad por una presunta apropiación indebida, en la modalidad de distracción, por parte del presidente del club.
El comunicado se inicia con la sorprendente manifestación que el Club expresa “su más enérgica indignación por el informe del fiscal” y más adelante que “resulta insólito que el Fiscal solicite ahora nuevas diligencias, sin interesar la declaración del querellado”. Está claro que el que lo ha redactado no se ha encomendado al consejo de los buenos abogados que hay tanto en la Junta Directiva como en el departamento jurídico del Club. Ha actuado cual cliente –perdón representado-, al que el juez, en este caso el Fiscal, no le ha dado la razón o vierte unas manifestaciones que le son contrarias.
El redactor podría haber tomado ejemplo de lo dicho por el abogado de una real reimputada, en un caso más que mediático, en el sentido que no encuentra fundamento en la imputación, que discrepa y que se deje trabajar a la justicia. Eso es lo que hacemos los abogados. Claro que podemos indignarnos ante una resolución judicial o contra el escrito del fiscal.
Evidentemente. Pero nunca lo dejaríamos escrito. Ni que nuestro representado lo hiciera.
Además, también es un giro copernicano sobre anteriores opiniones de la Junta, como por ejemplo sobre la acción de responsabilidad contra los miembros de la anterior directiva, en la que se no se pronuncia para no interferir en la actuación judicial.
Desde la óptica del afectado por el escrito del Fiscal, puede entenderse que el enfado sea monumental. Desgrana toda la operación quedando al descubierto lo que se negó informar a los socios –en teoría los propietarios del club- alegando las abusivas, por su número en cualquier operación, cláusulas de confidencialidad. Estando en sede judicial, me abstengo de comentar los entresijos de la contratación. Y eso que también soy parte implicada. Soy uno de los más de 150.000 socios, en teoría propietarios, de la entidad.
Volviendo al comunicado ¿cómo se le ocurre hablar de ingeniería negocial? La tan loable actividad profesional del ingeniero se ve manchada extramuros de la tecnología. Cuando se puso de moda a finales del siglo pasado la llamada ingeniería fiscal o la financiera, eran sinónimo de elusión mediante fraude de ley de impuestos o de los llamados popularmente pelotazos. Mira que hay términos en la lengua castellana para señalar la complejidad de una operación. Y que sea compleja no es sinónimo de alegal o ilegal. Y cuando a renglón seguido de la ingeniería negocial señala que “Siendo conscientes de ello, así lo hemos expresado cada vez que nos hemos referido al carácter confidencial de algunos de sus pactos. Esa era la forma de hacernos con los servicios del jugador. Nuestros competidores estaban dispuestos a hacer la misma operación y por mucho más dinero, pero el FCB se había adelantado por la pericia y habilidad de su equipo negociador”, me queda más claro que el redactor, lego en leyes, no se encomendó a nadie más que a él.
El comunicado acaba afirmando que “ante la gravedad de estos hechos, y pese a confiar en la buena acción de la Justicia, actuaremos con contundencia en defensa de la honorabilidad del FCB y su presidente”. Al socio querellante ya le enviaron un burofax, bombeado por la prensa, como todo el procedimiento, amenazándole de una demanda por daños y perjuicios. Aquí sólo debemos entender que se hará lo que se deba para demostrar que toda la operación está dentro de la legalidad. No nos pasemos de interpretación. Por cierto, el escrito del Ministerio Fiscal ¿excluye ya de plano la temeridad con la que el club acusó al socio querellante? En su momento me manifesté que la querella no era temeraria.
El socio había requerido al club información acerca de los costos y reparto por el fichaje del jugador al que el club respondió con el silencio. Ante esto, recurrió a la Justicia. A expensas de la resolución judicial, que deseo sea rápida y favorable a los intereses del club, de mi club, el ya reiteradamente citado informe aleja la sombra de la reclamación al querellante.
Ahora bien. ¿Y si realmente hay alguna mano más que la del departamento de comunicación? ¿Y si lo que se pretende con el furibundo ataque es propiciar la abstención o la recusación del Fiscal?
En mi modesta opinión, una cosa es la defensa de los intereses del Club y de su presidente y otra es un apremio sobre el juez y el fiscal hecho que, en un Estado de derecho, no tiene su encaje.
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