Por Javier Rodríguez Ten //
_________________________________________________________________________________________
Cuando la LFP denegó el visado de la licencia de Pedro León por el Getafe CF SAD, el devenir de los acontecimientos parecía lógico. No había que inventar nada. El jugador tenía un contrato con el Getafe, válido a efectos laborales, que no podía desplegar efectos competicionales por causa no imputable al jugador (aunque el Club introdujo ciertas matizaciones al respecto). Dicha situación no era novedosa y sus consecuencias eran previsibles. Demanda por vía laboral, declaración de falta de ocupación efectiva, Sentencia favorable al jugador, importante indemnización para el mismo y resolución de contrato. Una Sentencia justa: quedaba libre, cobraba y podía fichar. A esperar ofertas.
Sin embargo, el jugador prefirió echar un órdago al control económico de la Liga, y apoyado por la AFE comenzó a solicitar a todo aquél que aparentemente podía tener algo que decir la emisión de su licencia (RFEF, CSD, Juzgado de lo mercantil…), pidiendo dejar de lado el parecer de la LFP, organizador de la competición, cuyas normas de control económico impedían la tramitación de su licencia con ese equipo porque éste se había excedido de los límites marcados. Seamos obvios. El caso de Pedro León no ha sido sino la punta de lanza de los jugadores (y de AFE) contra los límites salariales impuestos por la Liga, determinantes de traspasos forzados, rebajas de salarios y licencias no tramitadas, eso sí, sin culpa de los jugadores. Límites que para bien o para mal sólo pretenden poner algo de orden en la selva contable del fútbol español, que a corto plazo pueden parecer perjudiciales para los deportistas pero que en realidad están asegurando de alguna manera que las entidades van a poder cumplir los compromisos contraídos con ellos.
Por la vía de la RFEF, el jugador obtuvo la licencia solicitada, y además muy rápidamente (otro desencuentro más entre Federación y Liga, a los que ya estamos acostumbrados). Por otra parte, el caso está tramitándose también en el CSD. Y hoy un Juzgado de lo mercantil, que también se ha ido por esta vía, ha denegado la cautelarísima solicitada (flaco favor hizo aquel Juez del caso Murcia, que la gente se ha pensado que eso de las cautelarísimas es como pescar en la piscifactoría). Puede que haya más vías abiertas (¿laboral?)
El problema es que el Getafe CF SAD, firmante de las normas de control económico e interesado en que sirvan de algo (es un equipo austero pero cumplidor, no como otros, y el orden le beneficia), no quiere problemas con la Liga, y no se fía de que dicha licencia (obtenida por el jugador sin la participación del Club en esta pelea), carente de la conformidad de la LFP (legalmente exigida, aunque la RFEF haya articulado una ingeniosa argumentación para negar validez a su negativa) no le traiga dolores de cabeza posteriores. Dolores en forma de una hipotética alineación indebida, de una sanción de la LFP, del rechazo por parte de los clubes que sí se han atenido a las normas… da igual en realidad. El hecho es que el jugador no es alineado ni convocado, pero como ya tiene licencia, la decisión “jurídico-técnica” adoptada no puede ser recurrida ya ante lo laboral, o si lo es cuenta con muchas más dificultades de prosperar que cuando sencillamente se era un jugador contratado pero sin licencia, hecho demostrable y determinante de la victoria en la batalla judicial. Y en eso estamos, y seguiremos aún algún tiempo, con el resultado que sea.
Por eso digo… que a veces hay que tener cuidado con lo que pides, porque a lo mejor te lo conceden. Especialmente cuando te apartas del sendero marcado y te adentras en el bosque. Con independencia de desear lo mejor a este jugador, que previsiblemente en el mercado de invierno verá arreglada su situación.
