Por Javier Rodríguez Ten //
_________________________________________________________________________________________
ABC Sevilla ha publicado lo acontecido (ACCEDER AQUÍ A LA NOTICIA). Encajar 53 goles en 70 minutos implica una media de un gol cada minuto y veinte segundos, pero así parece que fue. Sin piedad alguna. Gol, gol, gol, gol, gol…
Desde un punto de vista objetivo y jurídico nada se puede oponer, aunque existen tipos sancionadores referidos al buen orden y el decoro deportivo que podríamos llegar a barajar para sancionar a los implicados, aun a riesgo de que por razones teleológicas o de seguridad jurídica se desautorice la sanción por los órganos disciplinarios superiores (que tiene toda la pinta). Aunque no sería mala declaración de intenciones federativa.
Contrariamente, desde un punto de vista moral cabe reprochar absolutamente todo. En un partido de infantiles, deporte base, deporte formativo… se puede golear, pero no hasta esos extremos. No se puede humillar a un grupo de niños hasta el extremo de que se les quiten las ganas de volver a jugar al fútbol. Esto no es así. No presencié el encuentro, pero el colmo sería que encima hubieran existido chanzas y mofas hacia el rival, o deseos de figurar en el Guiness o algo así. Si yo soy el árbitro, mucho antes de los 53 me tuerzo un tobillo y me voy al vestuario, Vds. me entienden.
Estando todos de acuerdo (creo) en que esto no debe suceder, hemos de ponerle remedio. Y algunas fórmulas hay. Aunque seguro que habrá quien pueda aportar mejores, mi propuesta es que se reglamente que cuando en los partidos de deporte base se alcance una diferencia concreta (podemos discutir si cinco, seis o siete goles; veinticinco o treinta puntos… etc.), el delegado del equipo perdedor podrá solicitar al árbitro que dé por cerrado el resultado, y si acepta, el que haya en ese momento será el que figure en el acta. A partir de aquí, veo varias opciones respecto de qué debe acontecer sobre el terreno de juego:
– Que el partido se dé necesariamente como concluido.
– Que el partido pueda seguir celebrándose en calidad de amistoso, sin contabilizarse los goles que se marquen a partir de dicho momento, si ambos equipos y el árbitro están de acuerdo.
– Que el partido se transforme en un entrenamiento entre el equipo goleador, reducido al mínimo de jugadores reglamentario, frente al equipo goleado, si ambos equipos y el árbitro están de acuerdo.
Samuel Ranz me comenta por twitter que en una determinada escuela de fútbol, pero no en partidos oficiales, se permite que el equipo que pierde por tres goles meta un jugador más, y así cada tres goles de diferencia. Es otra opción. En cualquier caso algo hay que hacer, creo. Igual no…
De este modo evitaremos humillaciones como las expuestas, porque dejar que los responsables de un equipo sean los que decidan no «abusar» no garantiza que no les entre un arrebato, por sí mismos o presionados por los padres, y la cosa se repita. Y me parece que no debe ser así.
