Por Ramón Fuentes //

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Vaya por delante a la hora de escribir esta columna que no quiero posicionarme hacia ninguno de los dos lados, me limito a dar mi opinión desde la barrera, como un mero espectador más. Pero está claro que en esta batalla surgida entre LaLiga y grupos audiovisuales como Mediaset, e incluso Atresmedia, chocan dos conceptos muy distintos. Dos realidades totalmente diferentes que debemos abordar.

 

Desde el punto de vista de la propia Liga esta nueva política de concesión de los derechos audiovisuales tiene sólo un objetivo: lograr los mayores ingresos posibles para equipararse a los números escandalosos de la Premier League. Durante años nos hemos quejado de las diferencias notables, kilométricas, existentes en la gestión de ambas competiciones.

 

Una vez que LaLiga ha logrado capitalizar y organizar colectivamente los derechos audiovisuales, algo que debería haberse hecho hace mucho tiempo, una vez que pasa a ser propietaria de unos derechos que antes cada uno negociaba a su antojo, busca las fórmulas que considera adecuadas para poder explotarlos de la mejor forma posible. Y tomando como espejo la propia dinámica de la liga inglesa considera que esto sólo es viable tratando de sacar el máximo rendimiento en todos los ámbitos posibles.

 

Ámbitos que podríamos resumir en tres: la explotación de la venta de la competición en nuestro país, fuera de nuestras fronteras, el partido en abierto que todavía seguimos cargando en la mochila por la Ley Cascos y una cuarta que pasa por paquetear los resúmenes de la propia competición. Esta última no es nueva, es algo que existe en muchos otros países desde hace mucho tiempo. Países donde está acostumbrados a esta filosofía de mercado en donde quien paga por las cosas tiene una exclusividad respecto al resto. Esta forma de reparto de los resúmenes es la misma que existe en Inglaterra.

 

Hay un canal que posee en exclusiva los resúmenes de la jornada de la Premier y el resto, como está sucediendo aquí en España, tiene un tiempo limitado para poder hacer uso de ellas. En Estados Unidos por ejemplo la CNN, el canal por antonomasia, carece de los derechos audiovisuales de muchos deportes y no tiene ningún problema en utilizar fotos en su lugar.

 

Y es aquí donde entran en escena los operadores españoles, quienes posiblemente, como ya sucedió con las radios, estaban acostumbrados a tener todas las imágenes del espectáculo a un precio muy asequible. Cuando ahora LaLiga, una vez tiene los derechos en conjunto de los 42 clubes, ha realizado este reparto, es cuando ha estallado esta nueva guerra. ¿Por qué? Bien sencillo, porque hay mucha programación deportiva dentro de la parrilla audiovisual de todas las televisiones y necesitan contenidos. Ante esta nueva situación donde apenas pueden utilizar 90 segundos por encuentro, es cuando se ha encendido la mecha.

 

No seré yo quien me pronuncie a favor de unos o de otros, sólo conviene saber que Televisión Española ha pagado cerca de 12 millones de euros por los resúmenes, adjudicación que no se ha hecho a dedo sino en una subasta propuesta por la propia Liga. Y además sirva también como ejemplo lo que sucede en el mundo UEFA. Allí sólo la televisión que tiene los derechos de la Liga de Campeones o de la Liga Europa puede introducir sus cámaras en el césped para grabar a ras de suelo lo que sucede durante el partido. El resto de medios sólo pueden acceder a la zona mixta para las declaraciones y deben comprar un resumen al medio que posee dichos derechos.

 

LaLiga en ningún caso está prohibiendo el acceso a los estadios, sólo exige que se cumplan los 90 segundos estipulados por Ley. Estamos sin duda ante una difícil situación porque LaLiga defiende su espectáculo, sus mecanismos para lograr esos ingresos que durante años no ha podido hacer al no ser propietario de los derechos audiovisuales. Los medios de comunicación defienden la necesidad de unos contenidos mínimos más extensos dado que son finalmente los portavoces ante todo el país el espectáculo llamado fútbol. No tiene fácil solución. Quizá en el término medio esté la virtud o quizá ha llegado la hora de aceptar las costumbres que imperan en otros países como Inglaterra, al que tantas veces lo ponemos como excusa a la hora de ensalzar sus virtudes.

Por IUSPORT

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