Por Nacho San Martín //

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El calentamiento…

 

Todos los que hacemos deporte sabemos de la importancia del calentamiento. El equipo de mi hijo hace un calentamiento generalmente bastante fuerte. ¡Me gusta!

 

Pero hoy hay algo raro. En una banda los padres del equipo de mi hijo, el equipo local en un pueblo pequeño cerca de Madrid. En la otra banda los padres de los jugadores del equipo contrario. Ellos se juegan consolidarse en la primera posición y, prácticamente, asegurarse el ascenso. Nosotros permanecer en la zona segura de la clasificación y decir adiós a los miedos del descenso.

 

Por fin comprendemos eso “raro” que veíamos. Cada vez que en el calentamiento con balón algún jugador local se acerca a la banda donde están los padres del equipo contrario a alguno de ellos “se le cae” un insulto.

 

Os pongo en situación. Es un partido de categoría Infantil, es decir, de niños de 13 y 14 años. ¡¡¡13 y 14 AÑOS!!!

 

Venga, a jugar.

 

Mi hijo es un lateral derecho de la vieja escuela. No tiene mucha llegada arriba, pero tiene la disciplina de hacer caso lo que le dice el entrenador. Si no tiene que subir, pues no sube. Simultanea esa posición con la de central. Es fuerte, muy fuerte y alto para la media de su edad. Se marca 50 abdominales antes de levantarse de la cama. Es la edad tonta de empezar a querer gustar a las chicas.

 

No excesivamente técnico, no se arruga en el choque y en el salto de cabeza. Pero le cuesta diferenciar entre campo y grada y no entiende muy bien que mientras defiende por su banda tenga que escuchar lindezas:

 

– Malo, guarro, que eres un guarro. Ya verás cuando acabe el partido. Te espero a la salida del vestuario.

 

– Vale.

 

[Img #10049]El rasponazo del centro es una quemadura del campo y no tiene nada que ver. Lo de abajo a la izquierda es el taco de un jugador contrario (un niño de 13 años) en una entrada que, si queremos educar en el fútbol, tendría que haberle llevado al banquillo por decisión de su entrenador. Pero no. Eso no pasó. Los cardenales no se aprecian bien y recordad que las espinilleras son obligatorias.He jugado toda mi vida al fútbol y he sido segundo entrenador en tercera y segunda de aficionados unos años, así que no, no me asusto con las heridas y las entradas en el deporte. Lo que me asusta más es que cada entrada se jalee cada patada en un partido de niños de 13 y 14 años.

Y cuando yo me entero de eso, cuando el chaval llega a casa, se lleva mi bronca por contestar a lo que le dicen desde la grada. Y no lo entiende muy bien. Quizá porque quien le ha estado diciendo eso ¡¡TODO EL PARTIDO!! es el padre de un jugador rival. ¡¡¡EL PADRE. UN PADRE!!!

 

Acabando el partido.

 

El partido ha empezado a las 16,00 horas y a las 19,45 mi hijo no ha llegado aun a casa, así que le llamo y me preparo para echarle la bronca por el retraso.

 

– ¿Dónde andas? Te he dicho que tenías que venir pronto.

 

– Es que no podemos salir del vestuario.

 

– ¿Por qué? ¿Qué pasa?

 

– Ha venido la Guardia Civil y el entrenador no nos deja salir hasta que los padres del equipo contrario se vayan.

 

– Pero ¿Qué ha pasado?

 

– Que decían que nos iban a esperar a la salida y ya ves…

 

Llega a casa y me cuenta la película que yo me he perdido y, la verdad, no me entra en la cabeza. Se ha torcido la tarde – noche. Ya no aguanto más estas cosas. ¿De verdad que la Liga de Fútbol Profesional y la Real Federación Española de Fútbol quieren acabar con la violencia en el fútbol? El virus está más abajo de donde están mirando. Difícilmente van a erradicar actitudes violentas si el ejemplo para unos niños son sus padres esperando a la salida del vestuario a los jugadores del equipo contrario. Difícilmente van a erradicar lo que parece que está en el ADN de algunos si tiene que ir la Guardia Civil en un pueblo a dispersar a tíos de 40 y 50 años para que permitan salir del vestuario a niños de 13 y 14 años. Difícilmente puede haber algo que me de más asco…

 

No sé si mi enfado va a más por lo que ha pasado o porque mi hijo no ha alcanzado el grado de cabreo que yo tengo.

 

Por cierto, en el acta del partido no pone nada. A seguir así…

 

¡Mierda de fútbol! ¡Mierda de fútbol

 

P.D. Cuánta razón tenías @marcemsi40 cada vez que decías eso de “Lo dejo” cuando nos encontrábamos con este tipo de cosas estábamos juntos en el banquillo.

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