La UEFA expedienta al presidente de la Federación Italiana por sus declaraciones racistas

Carlo Tavecchio, el nuevo presidente de la Federación Italiana de Fútbol, sigue en el centro de la polémica.

La UEFA abrió un expediente disciplinario por sus “presuntos comentarios racistas”. El presidente, informado sobre la decisión del director de Ética y el inspector de Disciplina de la UEFA, no pareció preocupado: “Estoy tranquilo, podré explicar a la UEFA mi error y mis intenciones”.

La FIFA también se había interesado por el asunto y envió una misiva a la FIGC, instándola a “investigar y decidir sobre el asunto” y señalando que la situación hizo poner en alerta a la comisión contra el racismo.

 
Los hechos se remontan al pasado 26 de julio, con unas explosivas declaraciones: “Inglaterra valora si los futbolistas que llegan al país cumplen con la profesionalidad y un currículo para dejarlos jugar. Aquí, en cambio, llega un Opti Poba que hasta ayer comía plátanos, y juega titular en la Lazio”.

Unas expresiones racistas que causaron indignación en toda Italia. A pesar de sus disculpas (“Me refería al currículo de los jugadores desde África u otros países. Pido disculpas”), varios movimientos en las redes sociales pidieron la retirada de Tavecchio como candidato a la presidencia de la FIGC y algunos equipos decidieron no apoyarle tras el desacierto.

Sin embargo, la polémica no impidió a Tavecchio ganar las elecciones el pasado 11 de agosto con el 63% de los votos.

El máximo responsable del ‘calcio’ italiano ha recordado cómo durante su anterior trabajo al frente de la Liga Nacional de Fútbol Aficionado (LND) ha defendido siempre el ‘ius solis’ -derecho a la nacionalidad a los ciudadanos que hayan nacido en el territorio con independencia de la ciudadanía o nacionalidad de origen de los progenitores– para los futbolistas extranjeros en Italia.

En la actualidad en el país transalpino se adquiere la nacionalidad de los ascendientes (‘ius sanguis’) aunque se haya nacido en territorio italiano.

Tavecchio defiende que gracias a su trabajo, unos 12.000 extranjeros han podido jugar al fútbol. «Se trata de que gente que después ha tenido una carrera profesional. Se ha hablado de mi error y he pedido perdón, pero lo que cuenta son los hechos», añade el presidente de la FIGC.