Por Xavier-Albert Canal Gómara //
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Debemos preguntarnos, no obstante, si alguien que fuera de los horarios más habituales de trabajo –desde la salida de colegios en adelante y fines de semana- no por contraprestación, sino por ilusión, amor al deporte o a un club, dedica una pequeña parte de su tiempo, pocas horas a la semana, a enseñar, a ayudar y/o colaborar a que puedan jugarse partidos o celebrar competiciones, a los que a duras penas se le compensa los gastos que tiene –desplazamiento, algún refrigerio, parte de la equipación, etc-, unos 200/300 euros al mes, deben ser dados de alta por parte del club en la Seguridad Social por considerarse que es una relación laboral. Esto es que lo pretende, y ha conseguido, la Inspección de aquel organismo en Catalunya.
Desde hace un tiempo es conocido que clubes de fútbol y natación eran objeto de inspecciones en las que se detectaba que monitores, técnicos, masajistas, delegados, etc, no estaban encuadrados en el régimen general de la Seguridad Social. Acta al canto. Algunas, se rumorea, ascienden a cantidades importantes. Cosa que da que pensar que no sólo eran los que percibían cuatro duros –los jóvenes preguntad a los padres lo que eran-, sino alguno más. Si es así, sobre éstos poco a decir.
Ante las inspecciones, la Secretaría General de l’Esport y la UFEC (que reúne todas las federaciones catalanas) crean una comisión para estudiar el tema y llegar a un acuerdo con la administración española. ¿En qué consiste este supuesto acuerdo? En conseguir una mínima moratoria de inspecciones hasta octubre, denuncias al margen, para que todos los clubes regularicen su situación. Todos son todos. Los de otras disciplinas no afectadas por la inspección, también. Los que tienen dos o tres personas que colaboran enseñando en sus escuelas el deporte que toque, también. Esos de los 300 euros.
¡Vaya un acuerdo! Para ese viaje no hacían falta alforjas, léase comisiones de estudio. Ahora ya no queda lugar para los resquicios que podía ofrecer la interpretación de las normas. Los propios rectores del deporte catalán le dan vía libre a que sea considerada relación laboral con el alta obligada a la Seguridad Social.
Sus consecuencias pueden ser letales para muchos clubes, entidades sin ánimo de lucro, por cierto. Esos 300 €/mes se convierten en casi 400, más los gastos que supondrá gestionar la documentación. Multipliquemos. En unos momentos en que no hay recursos públicos, ni patrocinio, descenso de socios por causas económicas, etc., puede ser la muerte de algunos. Adiós función social del deporte.
Por cierto, ahora la Seguridad Social ya no pondrá impedimentos para atender lesiones deportivas de los que coticen, ¿no?
Ya he señalado que esto sólo pasa en Catalunya. De acuerdo que siempre nos toca a nosotros. Lloremos un poco, alcemos la voz contra Madrid, pero pongámonos manos a la obra. Fuera de los políticos, que ya hemos visto que aquí han claudicado, muy propio del acervo catalán. Que los afectados, los clubes de base, se unan y se rebelen para conseguir, para evitar, la desaparición de parte del tejido asociativo del deporte. Parece que ya empiezan a organizarse. Ara és l’hora!