Por Javier Rodríguez Ten //
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Pues sí, Alberto Palomar tiene (una vez más) razón. La modificación del Código Mundial Antidopaje es un ejemplo de política de «bala única», que debería ir acompañada de un entorno legal adecuado y garantista para tan grave consecuencia: la retirada práctica del deporte del sancionado, pero que no lo es. Ya se intentó con la Regla Osaka.
El invento funciona así: Vd. tiene el deber de impedir que ninguna sustancia de la lista se introduzca en su organismo, y si eso sucede le toca probar que es absolutamente inocente para evitar la sanción, lo cual es imposible. Por lo que será sancionado. Estamos mezclando la vulneración de la presunción de inocencia, la responsabilidad objetiva, la inversión de la carga de la prueba… en fin… los pilares de nuestro Derecho sancionador, para procurar sanciones ejemplarizantes, aun a riesgo de ser injustas.
Pero lo cierto es que salvo casos muy aislados, y algunos de ellos a riesgo de ver sorpresas entre los altos jerarcas de los golpes en el pecho contra el dopaje (caso Armstrong), el deportista no se dopa, sino que se somete a tratamientos de mejora del rendimiento físico. Como tal. Si una sustancia genera dicha mejora, y su detección es admisible hasta 20 piconanogramos (o lo que sea), los equipos facultativos procuran mantener al deportista entre 19 y 20. Lo que sucede es que quien juega con fuego… y cualquier mínimo error, la interacción con medicaciones o enfermedades del deportista, o una máquina más sensible o con una diferente calibración pueden generar el estropicio. Es más, con el «pasaporte biológico» se obliga a que los deportistas que están sometidos a dichos tratamientos permanezcan con ellos casi de por vida, si no quieren ser sancionados sin haber dado siquiera un positivo jamás, sólo por la alteración de parámetros biológicos dentro de niveles siempre lícitos…
Aviso a navegantes: recomiendo una lectura detallada de la Sentencia Meca-Medina, porque podemos estar ante la reapertura del cauce comunitario para recurrir estas sanciones. Aunque se enfade Gianni Infantino.