El encuentro amistoso que el próximo sábado disputarán las selecciones
de fútbol de España y Guinea Ecuatorial ha generado una importante
controversia en el interior del país africano, donde la oposición a
Obiang ha acusado abiertamente a la selección española de «refrendar,
validar, legitimar y salvar el rostro de una dictadura brutal, cruel y
sanguinaria».
En un país subdesarrollado, con las carencias que ello implica en servicios básicos, el hijo del presidente ecuatoguineano, Teodoro Nguema Obiang, ha ofrecido a los jugadores de su selección una cantidad cercana a los cinco millones de euros «para poner más motivación a los muchachos en este importante partido», en el caso de que salgan ganadores del duelo. También ha prometido una prima de 50.000 euros por cada gol anotado.
En cuanto a España, también se ha organizado una buena. Cuatro partidos políticos (IU, UPyD, PNV y ERC) han pedido al gobierno español que se desmarque del partido.
Los firmantes de la moción consideran que este evento será utilizado como aval por parte de la dictadura de Teodoro Obiang. El máximo mandatario de este país africano preside un régimen dictatorial desde que en 1979 accediera al poder previo golpe de Estado que derroto a Francisco Macías.
Gaspar Llamazares (IU) ha criticado la «falta de sensibilidad» de la Federación Española por organizar este encuentro, a su juicio «de carácter claramente político». «No deja de ser polémico que en estos momentos una dictadura se vea avalada por una selección que es la campeona del Mundo», dijo Llamazares.
La portavoz de exteriores de UPyD exigió al ejecutivo de Rajoy que no dé «ninguna cobertura política» a ese enfrentamiento ni envíe representación alguna, «ni siquiera de mínima cortesía». También instó al gobierno a que diera un ‘toque’ a la Federación.
El PNV, por medio de su diputado Emilio Olabarría, criticó la celebración del amistoso por suponer «una suerte de aval» a un régimen dictatorial y «genocida». Además, el nacionalista vasco pidió a la Federación que «reflexione» sobre su postura, ya que «el fútbol es más que fútbol y tiene un valor de legitimación moral».
Por ERC, Joan Tardá considera un caso de «hipocresía» que la celebración de este partido se justifique argumentando que «el deporte está por encima de los regímenes políticos».
La Federación Española no percibirá remuneración económica alguna por la disputa del amistoso en Guinea, dejando así de ingresar lo que venía tasando su participación en este tipo de encuentros, en torno a los tres millones de euros.