Por Juan de Dios Crespo Pérez //
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No voy a adentrarme en la historia de los afroamericanos y su entrada en el boxeo como forma de salir de la negación jurídica que sobre ellos existía en Estados Unidos, pero los imágenes me surgen, casi entremezcladas, cuando leo que la UEFA piensa presentar una demanda ante la Comisión Europea para ilegalizar los derechos económicos de terceros en el fútbol, los llamados TPO.
Y digo que se superpone también con la demanda que hace solo unas semanas se encargaron de llevar ante esa misma Comisión las Ligas Profesionales española y portuguesa. Es un combate de boxeo el que se inició o al menos así lo vislumbré yo. Tras tanteos iniciales, midiendo al adversario, con la prohibición de FIFA de esos TPO en diciembre pasado y a partir de mayo 2015, aun dejando validez a los que existían antes del 1 de enero pasado, fue el gesto del árbitro para comenzar el pugilato.
Como digo, unos cuantos escarceos con palabras altisonantes de un lado y otro, al estilo de Cassius Clay/Muhammad Ali, hasta que las ligas sueltan unos jabs para demostrar su fuerza, con la presentación de la demanda. La UEFA no rechista y se retira a su rincón a que su entrenador, la FIFA, le aplique los correspondientes ungüentos y masajes.
Vuelta al ring y ahí sí, la UEFA, aleccionada y recobrada, piensa en contratacar y, para ello, nada mejor que una serie de uppercuts intentando minar la moral de las Ligas, que no parecían esperárselo. Ahora nos encontramos en el comienzo del tercer asalto y veremos qué estrategia se va a emplear, aunque también depende de lo que el árbitro, la Comisión Europea, pueda ver como golpes bajos.
Esto, más la denominación de “moderna esclavitud” que se emplea por la UEFA al referirse a esos derechos económicos, da la clave para que se entrecrucen los dos sustantivos de mi título. No creo que sea una esclavitud sino que, como en Roma, existe la libertad de los jugadores, la manumisión, y ahora se trata de regular esos derechos, ya “libres” los futbolistas. Sin embargo, la UEFA pide la ilegalización de los mismos, jaleada de lejos por su entrenador FIFA y por supuesto apoyada en bloque por sus aficionados de la FIFPro, el sindicato mundial de jugadores.
Del otro lado, la ECA, la EPFL, clubes y ligas de Europa, gritan a favor de la regulación, con el apoyo de los agentes, como Jorge Mendes a la cabeza. El combate se espera tenso y no sé si el crochet de uno u otro será el golpe definitivo. Lo que sí está claro es que habrá pelea.
Acabemos con una recomendación para disfrutar de un maestro del “nuevo periodismo”, Gay Talese, quien en su libro de relatos “El silencio de los héroes” nos demuestra cómo se escribe un cuento de deporte, con el encuentro de Muhammad Ali y Fidel Casto en La Habana o cómo Floyd Patterson, otro peso pesado, se disfraza para evitar la vergüenza tras perder su título. A disfrutar.
