Por Javier Rodríguez Ten //
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He leído en AS un artículo enormemente sorprendente y preocupante respecto de la situación de la ACB por causa de la Euroliga. Antes de seguir mi comentario, ruego su lectura en:
Me parece fuera de lugar que la Euroliga, una imitación de la Champions League pero con un modelo prácticamente cerrado de participación (no por mérito deportivo, sino por plaza fija, lo cual ya perjudica directamente a las competiciones nacionales) y unos beneficios exiguos para los integrantes (7.000 euros por victoria), aspire a imponerse a la competición española desplazándola de sus horarios (la Euroliga aspira a jugar el fin de semana).
La crisis, que afecta a todos, ha complicado mucho la ACB. La diferencia en patrocinios respecto del fútbol, y la falta de espacio televisivo (además de fútbol a todas horas, la fórmula 1 y el motociclismo terminan por copar las franjas horarias) hace que sea todo un milagro de gestión poder mantener una competición como la española, de una altísima calidad e incluso emoción. De mucho más nivel e interés que las competiciones europeas de baloncesto, me permito incluso opinar como aficionado.
Si, llegado el momento, los cuatro equipos «europeos» tuvieran que optar por una u otra competición… que pregunten a los patrocinadores, que es la clave de todo. A ver si prefieren la regularidad del público, prensa y televisión españolas (con cierta repercusión internacional), o la excepcionalidad de la competición europea, con muchos partidos fuera de España en países con un público y condiciones muy diferentes…
Así que si la Euroliga termina por tensar la cuerda… y la ACB se ve forzada a hacer elegir a los clubes implicados por una cosa u otra… al convertirse en una cuestión de supervivencia… igual nos llevamos una agradable sorpresa. Porque yo no tengo clara la posición de supremacía económica ni mediática de la Euroliga. Aun así, lo mejor es siempre el acuerdo, pero yo estoy con la ACB y con el mérito deportivo de cada temporada.