Por José Manuel Pazo //
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Hace unos días acabó el Campeonato del Mundo de Baloncesto que se celebró en nuestro país, y ya va para una semana que nuestra selección, la española, la anfitriona se quedó fuera de su Mundial. En esta semana ha habido tiempo para leer, ver y escuchar todo tipo de argumentos y razones para explicar el supuesto batacazo de los nuestros y el que más palos se lleva, como suele ser habitual, es el entrenador. En mi opinión también es el que más porcentaje de culpa tiene, puesto que creo que no ha gestionado bien la preparación, la primera fase y el partido de la eliminación ante Francia, pero sobre todo, lo que no se ve en televisión, el trabajo de vestuario, la motivación del grupo, la concentración permanente, el día a día. Pero ojo, no volquemos toda nuestra ira sobre Juan Antonio Orenga, a fin de cuentas él ha hecho lo que los que le pusieron esperaban que hiciese.
Parta como premisa una amplia admiración del que escribe por el trabajo de la Federación Española de Baloncesto, a la que suelo poner como ejemplo de trabajo de base y especialmente en su sección femenina, aunque en este apartado ese trabajo quede en el limbo por motivos que no vienen al caso y que trataremos en futuras entregas. Pero en esta ocasión patinaron, cuando todos los focos les apuntaban, cuando todo el país iba a saber lo que pasaba, tomaron la decisión errónea cayendo en un vicio tan español como la siesta o el gazpacho, el vicio de ganar antes de jugar.
Pónganse en la piel (o el traje) de ese presidente, directivo o director técnico de la FEB después de los Juegos Olímpicos de Londres, donde nuestra selección estuvo a punto de mojarle la oreja a toda una selección de los Estados Unidos compuesta por todas sus estrellas, no faltaba nadie, Lebron, Kobe Bryant, Wade, Durant, etc. Y con la que tan solo perdemos de siete puntos. El seleccionador español, Scariolo, se marcha y hay que poner a alguien de cara a un gran evento como es el Mundobasket que jugaremos en casa. Todos nuestros “cracks” confirman que estarán a disposición del nuevo seleccionador para la cita, y los americanos saben que irán sin sus megaestrellas. Que mal se nos tiene que dar para no ganar ese mundial casi sin despeinarnos. Tenemos lo importante, los mejores jugadores, que mas da el entrenador, ¿verdad? Sigamos con el buen rollito en el grupo, que nuestros chicos estén contentos y no toquemos mucho a ver si vamos a romper algo, que coja la selección el segundo de Scariolo. Y ahí tienen a Orenga, sin experiencia como entrenador mas allá de 15 partidos en Estudiantes de los que solo ganó seis y un par de años con la selección Sub-20.
Vamos al Eurobasket de Eslovenia en 2013 sin muchas de nuestras estrellas y Francia nos elimina en semifinales, el equipo transmite durante el torneo cierta falta de recursos tanto en la pista como en el banquillo, pero tranquilos, nos faltan las estrellas, cuando estén no nos gana nadie, que nuestro es también aquello de creernos mejores que los demás.
Y llega nuestro Mundobasket. Confirmamos selección, están todos, los Gasol, Calderón, Ibaka, Ricky… y los americanos vienen sin sus extraterrestres y encima a otras selecciones también les faltan algunos de sus principales líderes, Francia sin Parker, Argentina sin Ginobili, que bien se nos pone la cosa.
El primer síntoma de exceso de confianza es que Mediaset compra los derechos de retransmisión, y de todos es sabido que éstos no dan duros a cuatro pesetas. Que beneficio se le puede dar a la venta de los derechos a todo el mundo y ojo a lo que le podemos sacar a la final, un España – Estados Unidos en Madrid, ¡que audiencia puede llegar a tener!
Después viene el cuadro del Mundial, pase lo que pase, España solo se enfrentaría a Estados Unidos en la final, curémonos en salud y diseñemos el cuadro de tal forma que si hay un tropiezo inesperado en la primera fase, no haya que andar trampeando y dejándose ganar como en los Juegos de Londres. Antes del Mundial nos preparamos una gira de amistosos por toda España para hacer caja, entrenando y jugando cada día en un sitio diferente y en vez de coger el autobús para ir de la pista de entrenamiento al hotel a descansar y recuperar, pues ya pillamos un avión y dormimos cada día en un sitio distinto, si total, tenemos a las estrellas, que mas da la preparación. Perfecto, todo el entramado marketiniano está engrasado, ya solo queda grabar los anuncios (en esto Orenga si era mejor que Scariolo) y nos vemos en Madrid el 14 de septiembre para la final contra Estados Unidos.
Antes de que llegue septiembre, un último favor, un toque de atención por si alguien quiere cambiar la actitud. Mundial de fútbol de Brasil, derechos de Mediaset, entramado publicitario y preparación defectuosa mediante, España se pega un soberano batacazo, cae en la primera fase de un Mundial donde, según se venía hablando desde hace dos años, debía jugar la final frente a Brasil. No había rivales, no había primera fase, ni octavos, ni cuartos, ni semifinal, sólo existía la final con Brasil. Las preguntas de la prensa a los jugadores en la preparación iban referidas al enfrentamiento con Brasil, alguna caía preguntando por Holanda en el primer partido, pero poco, el partido importante era otro. Ya saben lo que pasó, España para casa haciendo el ridículo, Mediaset perdiendo dinero, patrocinadores reclamando la renegociación de los contratos y mientras, en el baloncesto, sin poner las barbas a remojar.
Llega septiembre y llega el Mundobasket, nos pasamos agosto haciendo promoción, de un sitio para otro y en los ratos libres, si queda tiempo entre la venta de imagen y el afán recaudatorio, entrenamos un poco que tampoco vendrá mal. A los jugadores les preguntamos por Estados Unidos y a los americanos les preguntamos por España y así va todo. Partidos de primera fase donde a los entendidos de la materia se les instala una insistente mosca detrás de la oreja, ¿por qué el quinteto presumiblemente titular juega tantos minutos ante rivales tan débiles?, ¿por qué con partidos solucionados con ventajas de mas de 20 puntos siguen acumulando minutos jugadores importantes, con mucha carga de partidos en sus temporadas y que ya no son chavales?, ¿qué hace Calderón jugando de dos? Y gracias a que Mediaset lo que buscaba era ganar pasta y nos metía publicidad en cada tiempo muerto, si no nos podríamos haber preguntado también, ¿alguien le ha hecho caso a Orenga en este tiempo muerto?
Pero como íbamos ganando, no pasaba nada. Nos reímos de Francia que no sabe jugar sin Parker (tercer clasificado), nos reímos de Serbia porque Shasha Djorjevic está muy enfadado porque les hemos dado una paliza (finalistas), vamos sobrados. Ganamos todo en la primera fase, le pasamos por encima a Senegal en octavos y nos espera Francia en cuartos, ya les hemos pegado una paliza hace unos días, no hay problema. El seleccionador francés, Vicent Collet, que lleva 14 años entrenando a primer nivel, se prepara el partido a conciencia, ve todos los vídeos que puede, repasa el enfrentamiento de la primera fase hasta que le sangran los ojos, reúne a los jugadores, los motiva, ve vídeos con ellos, planifica hasta el mas mínimo detalle del partido. Mientras, su rival tiene jornada de descanso porque ya ha ganado el Mundial, Ricky Rubio tiene un acto publicitario donde presenta un videojuego, los Gasol se van a Barcelona por el nacimiento del hijo de Marc, Pau vuelve por la tarde para el entrenamiento, Marc volverá la mañana del partido para jugar 30 minutos y hacer un partido horrendo. Ese día antes del partido me llama la atención algo, leo una entrevista a Ibaka en AS, le preguntan si cree que España es capaz de ganar a Estados Unidos, él responde afirmativamente, lógico, pero la entrevista sigue por esos derroteros e Ibaka en ningún momento nombra a Francia. Caigo en la cuenta, los jugadores están mediatizados, la bola los ha engullido a ellos también y tienen únicamente la final en la cabeza. La superioridad de España es absoluta, en un buen día solo Estados Unidos les puede plantar cara, pero la actitud nos puede pasar factura.
Y llega el día, Francia ha preparado este partido, España sigue preparando el del domingo. Francia muerde, tiene que hacerlo para ganar a su rival, España juega relajada. Los franceses meterían la mano en un ventilador en marcha, los españoles da la sensación de que no meterían la mano en la piscina porque el agua está fría. A base de intensidad y actitud Francia puede con España, el talento individual salva a los españoles y les permite llegar con vida al último cuarto, pero no hay color, Francia se ha comido a España. Es difícil que con cuatro jugadores como Ibaka, Reyes y los Gasol un equipo solo capture 28 rebotes en un partido mientras su rival caza 50, pero recuerden aquella frase, “el rebote lo gana quien juega con mayor intensidad” y la de Francia fue mucho mayor. Marc no estaba, posiblemente había dormido poco la noche anterior, no había hecho la última sesión de entrenamiento y tenía la cabeza en otra cosa, pero aun jugando fatal lo hace durante 30 minutos, Pau no está al 100%, tiene molestias, se le nota, pero ambos juegan más que Ibaka que está que se sale aun con la cabeza en la final, Reyes ni siquiera tiene minutos, el mas intuitivo de tus reboteadores se marca un cero minutos el día que su equipo peor está en esta suerte. España juega a lo que Collet quiere, precipitación, mala elección de lanzamiento y poca intensidad en el rebote. No hay recursos en el equipo con más recursos, no hay un golpe sobre la mesa, un pizarrazo contra el suelo o una patada a una botella, en el banquillo no hay nada para cambiar una dinámica de dejadez y falta de intensidad. Francia gana.
Nos llevamos esa desilusión, nos quedamos con las ganas de ver la final soñada y nunca sabremos si este grupo de jugadores con dirección, disciplina y motivación hubiesen sido capaces de vencer a Estados Unidos en esa final, un servidor, después de tener la suerte de ver a los americanos en directo ante Eslovenia, cree que sí, por eso el apreciar la falta de dirección me produce una mayor impotencia. Vendrán más Mundiales, pero ninguna oportunidad será como ésta.
Aquí seguimos, esperando la final contra Estados Unidos.
José Manuel Pazo