En la temporada 2011-2012, el presidente del Sevilla encabezó una plataforma contra el actual sistema de reparto de los derechos televisivos.
Sin embargo, su iniciativa tuvo poca respuesta. La propuesta sin éxito del dirigente del Sevilla se basaba en una estructura piramidal, en la que en la cúpula se encontrarían, lógicamente, Real Madrid y Barcelona, con un reparto del 34 por ciento del total ingresado. A continuación irían el Valencia y Atlético de Madrid, con un 11 por ciento. El resto se dividiría entre los demás equipos (45%), los clubes de Segunda División (9%) y un fondo para descensos (1%). Esta iniciativa nunca llegó a buen puerto, y, ahora, el presidente del Espanyol ha decidido volver a intentarlo.
Ahora es Joan Collet el que resucita el asunto afirmando el fútbol español podría volver a ir a la huelga si no se decide negociar de manera conjunta los derechos de televisión.
En una ponencia impartida en Barcelona, Collet recordó que los ingresos por los derechos de televisión «suponen el 40 ó 50 por ciento del presupuesto»: «Si la competición tiene un resultado que es previsible, ya no es una competición. La Liga ha perdido peso como producto. Amplía hasta extremos ridículos el peso de dos equipos Barcelona y Madrid».
Citó el presidente del Espanyol, como modelo a seguir, la Premier League: «Si hiciéramos esto aquí, Barcelona y Madrid recibirían 60 millones menos cada uno». Para Collet, el funcionamiento de la Liga recuerda a otros campeonatos de nivel inferior al nacional: «Nos estamos convirtiendo en las ligas sudamericanas, donde íbamos a comprar nosotros. Ahora nuestros futbolistas se van, no les podemos pagar».
El Espanyol propugna una negociación colectiva de los derechos televisivos que propicie un reparto más justo. Collet criticó al presidente de la LFP, Javier Tebas, de quien, dice, antes era partidario de otro tipo de reparto, un modelo más justo.
Por todo esto, el dirigente blanquiazul ha sugerido que «quizá una solución sería hacer una huelga», como se hizo en Italia, dijo. «La realizaron y se paró la competición durante dos o tres semanas. Los políticos se arremangaron y lo solucionaron», recordó.
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