Por José Manuel Pazo //
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En estos tiempos en los que el periodismo deportivo está mas cerca de la trifulca tabernaria y la venta de imagen que de lo propiamente llamado deporte, son muchas las personas que viven alejadas de la realidad deportiva en este país.
Desde esta pequeña ventana, trataremos de ver el deporte desde la perspectiva más humilde, alejarnos de los flashes de las cámaras que enfocan a los famosos deportistas que vemos a diario en televisión y acercarnos más a la pista, al gimnasio o al campo más modesto. La base es lo más importante de una estructura y ahí es donde nos movemos, creemos una base sólida y entonces sí, nuestro deporte será una referencia mundial.
No pretendo jugar a periodista, no lo soy, dejo esa labor a gente como mi amigo Carlos y todos esos jóvenes periodistas o estudiantes de la materia, amantes de la verdad y la información veraz y contrastada, que sueñan con devolver la credibilidad a la profesión. Yo solo soy un joven entrenador de un deporte pequeño, en un pueblo muy pequeño y dentro de una comunidad pequeña (deportivamente hablando) al que aún resta mucho por aprender y que solo ha tenido la suerte de ser invitado a reflexionar junto a ustedes sobre su pasión, este micromundo lleno de chiflados al que llamamos deporte.
Si quieren seguir pensando que España es la mayor potencia mundial en deporte, que todos los deportistas ganan mucho dinero o que los franceses nos tienen envidia, no lean este blog, vayan al kiosco y compren esos periódicos que pertenecen a lo que cierto entrenador de fútbol dio en llamar “la central lechera”, o bien, sintonicen en sus televisores a las tres de la tarde esos espacios publicitarios que algunos aún defienden como informativos deportivos.
Aquí tenemos los pies en la tierra, el barro, el tartán o el cemento y desde ahí hablaremos, nada de coches de lujo tomando rotondas, sólo trabajo, entrenamiento y competición.
Bienvenidos a mi espacio, pónganse cómodos y hablemos de deporte.
José Manuel Pazo
