Por Javier Latorre //

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Recientemente hemos tenido noticia de la dura sanción impuesta por FIFA al FC Barcelona, impidiéndole inscribir jugadores en los próximos dos periodos habilitados al efecto, por infracciones relacionadas con el traspaso y la inscripción de jugadores menores de 18 años, y lo cierto es que, a pesar de que se ha escrito y hablado largo y tendido en diferentes medios de comunicación y foros convocados, la mayoría no estamos todavía en condiciones de pronunciarnos con propiedad en este asunto, pues desconocemos el contenido íntegro de la resolución sancionadora de FIFA. Secretismo, por otra parte, difícil de entender, pues si se pretendía que la sanción fuera ejemplarizante, qué mejor que exponer públicamente la fundamentación jurídica utilizada por la Comisión Disciplinaria de la FIFA para imponer semejante correctivo.

Independientemente del caso particular que ahora nos ocupa con el FC Barcelona, podemos plantearnos un escenario general que se presenta en la mayoría de grandes clubes europeos, que invierten cuantiosos recursos en la formación y preparación de su cantera de jóvenes futbolistas. Cierto es que dichos clubes suelen dedicar simultáneamente esfuerzos a la formación personal, académica e incluso profesional de los menores integrados en su cantera, pero también debemos manifestar que esta situación no es la regla general, sino la excepción. Sólo contados clubes generalmente de gran potencial económico y deportivo, pueden ofrecer a los menores una formación de calidad en todos los ámbitos, aunque también es cierto que algunos clubes más modestos también son ejemplos en la gestión y tratamiento de su “fútbol base”.

Lo primero que deberíamos preguntarnos es cuál es la finalidad principal de los grandes clubes cuando invierten importantes recursos para disponer de canteras modélicas en todos los sentidos: ¿formación deportiva del menor?, “¿formación personal y académica del menor?, o ¿ambas cosas a la vez?

En mi opinión, en general, prima el primero de los citados objetivos, que no es otro que la formación deportiva del menor. A todos interesa conseguir buenos futbolistas por múltiples razones. Pocos clubes deportivos se dedican únicamente a becar a menores para que se formen sólo con personas y académicamente, sin importarles la faceta competitiva. Es más, “si no dan la talla deportivamente”, les conceden inmediatamente la baja.

En este sentido, para favorecer que la formación deportiva del menor sea un éxito, se le pueden facilitar todo tipo de atenciones posibles para que se integre de la mejor manera: alojamiento, comida, incluso estudios y viajes para reunirse con sus familiares, y demás necesidades personales.

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