Por Abraham Arias //

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Partido de tercera división del grupo XIV correspondiente a la jornada 19, disputado a las 17:00 horas en el estadio Nuevo Vivero de Badajoz, entre el C.D. Badajoz y el A.D. Mérida, con el resultado final de 0-2 a favor del equipo visitante.

Encuentro dirigido por el colegiado dombenitense Antonio Aparicio Álvarez y asistido en bandas por Oscar Rodríguez Peralta y Alberto Ramos Martin-Romo.

Se presentaba el encuentro con tintes de categoría superior, por lo que se pudo comprobar en las grada con 8000 espectadores, además con el añadido de ser uno de los clásicos extremeños, sin duda, un desafío de los que a cualquier árbitro nos gusta dirigir, pero de los considerados difíciles, ya que los jugadores iban a ayudar muy poco desde el comienzo del choque.

Una vez dada la señal del comienzo del partido por el colegiado dombenitense, se pudo comprobar la intensidad con la que se iban a emplear los jugadores, circunstancia con la que tuvo que lidiar durante todo el choque Aparicio Álvarez. , todas las decisiones tomadas por él estaban siendo enjuiciadas por el equipo infractor en cada momento, algo que supo llevar bien siempre con el dialogo con los jugadores aguantando tanto las continuas protestas como las entradas duras, sin necesidad de amonestación hasta ya entrada la primera mitad.

Una jugada  muy protestada por el equipo visitante – minuto 15 –  fue un fuera de juego que el asistente numero 2, le indicó al árbitro y este no se percato, continuando dicha jugada.  Este asistente, bajo mi punto de vista, mantuvo en exceso el banderín levantado, viéndose en la obligación de bajarlo varios minutos después ya que el árbitro, al no estar conectado con sus auxiliares con medios sonoros o auditivos, no se percato de dicha señalización.

El partido bajó un poco en intensidad una vez que el equipo romano anoto el primer gol en el minuto 24, ya que el A.D. Mérida retrasó un poco más sus líneas , lo que hizo que estos minutos hasta llegar al descanso fueran un poco más livianos para el colegiado.

Ya en la segunda mitad, Aparicio Álvarez se vio obligado a utilizar sus armas, las tarjetas, mostrando  las tres primeras amonestaciones en tres minutos, siendo las dos primeras en los minutos 47 y 48 y mostradas a los capitanes de ambos equipos, las dos por derribar a un adversario en la disputa del balón.  Al minuto siguiente el jugador del C.D. Badajoz, que más tarde sería expulsado en minuto 71 por derribar a un adversario, vio su primera amonestación,  fue justa, por sus reiteradas protestas de malas maneras hacia el colegiado.

En el minuto 74 una entrada del jugador número 22 del equipo blanquinegro obligó a Aparicio a amonestarle por propinar una patada de forma peligrosa a un rival, varios jugadores romanos protestaron reclamando una mayor sanción pero que el árbitro entendió que era una acción considerada dentro del reglamento como temeraria y que se establece como amonestación,  podría haber sido considerada también como acción de juego brusco grave como exigían algunos jugadores visitantes, que se tipifica en el reglamento “como una acción en la que se emplea fuerza excesiva o brutalidad hacia un adversario”, pero en esta ocasión actuó correctamente el colegiado mostrando tan solo la amonestación.

Cuando el partido se ponía cada vez más feo de cara a la actuación arbitral, ocurrió una acción poco habitual en un partido de categoría nacional, cuando el colegiado se vio obligado a detener el juego para amonestar al jugador número 5 del equipo local por unas reiteradas protestas hacia Aparicio Álvarez, llegando a correr junto a él durante varios segundos, dicha acción se reanudo en base al reglamento de la FIFA con tiro libre indirecto desde donde se habían producido las protestas de este jugador.

En los minutos de prolongación, llegaría el segundo gol del A.D. Mérida y con ello una celebración de los romanos en la esquina donde encontraban  un grupo de ultras del equipo local que podía haber tenido consecuencias peores, ya que desde esa grada se arrojaron gran numero de objetos, entre ellos una maza de un bombo, que por suerte no llegó  a impactar en la cabeza de algún jugador, ya que si no estaríamos hablando de otra cosa ahora mismo.  Dichos incidentes tuvieron que ser recogidos en el acta del encuentro.  Como consecuencia de la celebración, varios jugadores del Badajoz reprocharon la acción del equipo rival produciéndose una tángana que retardó varios minutos la puesta en marcha de nuevo del encuentro y que el árbitro disolvió hablando con los jugadores sin necesidad de mostrar ninguna amonestación.  Una vez reanudado el encuentro desde el centro del campo el colegiado decreto el final del mismo sin más dilación.

En conclusión,  actuación gris del colegiado, derivada por lo trabado que fue el partido y por las continuas protestas en las que incurrían todos los jugadores, aunque hay que decir que acertó en la mayoría de las decisiones que tomó.

Aparte del comentario arbitral, señalar que ante una fiesta del fútbol extremeño, debemos erradicar todo tipo de actos vandálicos, como los destrozos producidos por algunos aficionados visitantes en los asientos del estadio y el lanzamiento de una bengala al terreno de juego antes del comienzo del mismo, así como recriminar también  la actitud de algunos aficionados ultras del equipo local arrojando objetos al terreno de jugo que de alcanzar a algún jugador podría haber causado una desgracia. Fútbol siempre, pero sin violencia y con RESPETO.

Por IUSPORT

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