Por José Miguel Fraguela //

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Tal y como dijimos el pasado 28 de septiembre, no eran nada inocentes las declaraciones que hizo Blatter a la Fiscalía suiza desde que fue imputado unos días antes.

El ya suspendido presidente de la FIFA habría decidido llevarse por delante a su otrora aliado y hoy enemigo íntimo, Michel Platini, que era el aspirante mejor colocado para presidir la organización mundial en las elecciones de febrero próximo.

Joseph Blatter regresó aquel día 28 a las oficinas de la FIFA en Zúrich, tres días después de que la Fiscalía Suiza hiciera pública la apertura de un proceso contra él por sospechas de gestión desleal y abuso de confianza, le tomara declaración y registrara su despacho.

Y dejó una mina que Platini habría de pisar. Blatter confesó públicamente que puso en conocimiento de las autoridades suizas que Platini hizo un «valioso trabajo como asesor del presidente en 1998» y que «los pagos fueron una compensación por ello y nada más».  

O sea, un auténtico torpedo nuclear en la línea de flotación de la candidatura de Platini a la FIFA, que acaba de explorar hoy, 21 de diciembre. 

El Comité de Ética no se creyó esta explicación de Platini: «deseo aclarar que para el periodo de 1998 a 2002 fui contratado por la FIFA para trabajar en una amplia gama de asuntos relacionados con el fútbol. Fue un trabajo a tiempo completo y mis funciones eran conocidas por todos. La remuneración se acordó en el momento y después de que se efectuasen los pagos iniciales, el saldo final de 2 millones de Francos Suizos fue pagado en febrero de 2011». Nunca concretó en qué consistieron esos trabajos.

Salvo que el TAS revoque la sanción, o la suspenda, la carrera político deportiva de Platini ha llegado a su fin. 

Por IUSPORT

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