Por Ramón Fuentes //
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El pasado martes 13 de enero la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes daba luz verde a las modificaciones reglamentarias y del Código Disciplinario de la RFEF para el cierre parcial de los estadios por actos violentos además de la creación de la figura de un delegado informador federativo. Se ponía fin así a un mes de enfrentamientos, cruces de declaraciones entre las principales instituciones del fútbol español, incluido el CSD. Especialmente contra el estamento federativo cuando retrasó una semana, del 15 de diciembre al 22 de diciembre, la comisión delegada que debía aprobar estos cambios al tener que marcharse Angel María Villar al Mundial de Clubes de Brasil.
Resulta que ahora estos cambios aprobados e incluidos desde la semana pasada en el Reglamento General y el propio Código Disciplinario de la RFEF no acaban de convencer a los clubes de fútbol. Algo que manifestaron el pasado lunes en la propia sede federativa con motivo del acto que reunió a la Federación junto a la Liga, Sindicato de Jugadores, Comité Técnico de Entrenadores y Federaciones Territoriales y donde quedó constituida formalmente la Comisión de Seguridad, Respeto y Tolerancia que presidirá el presidente de la Federación madrileña de fútbol, Vicente Temprado.
La explicación que esgrimen los clubes en su línea expositiva es la siguiente. Si bien están de acuerdo con el cierre parcial de los estadios, consideran excesivo que un segundo incidente de carácter similar implique el cierre de todo el estadio. El perjuicio para el resto de la afición en general y para el equipo en particular es excesivo. Tanto social como económica hablando.
Y su línea argumental para defender esta postura es bien sencilla. Los clubes entienden que este cierre debiera ser total sólo cuando estos incidentes de carácter violento, xenófobos, etc. se repitan y tengan lugar justo en la misma zona del estadio donde previamente ya se haya ejecutado un cierre parcial. En ese caso entienden que, dado que no atienden a avisos, debe cerrarse el estadio como castigo por reiteración dentro de la misma zona y por parte del mismo sector de la afición de este tipo de actos violentos o de cualquier índole que sean considerados motivo de castigo.
Pero sólo en ese caso debe ejecutarse en segunda instancia el cierre total del estadio. No en cambio cuando este tipo de incidentes tengan lugar en otro lugar del estadio distinto al que se habría ejecutado previamente un cierre parcial. En ese caso, y a diferencia de cómo está recogido en el actual Código Disciplinario, los clubes entienden que debería aplicarse un nuevo cierre parcial para esa nueva parte de la grada.
Porque de lo contrario consideran que, si ya se ha ejecutado un cierre parcial y conociendo el modus operandi de los grupos radicales dentro de los estadios, podrían ser ellos mismos quienes buscaran con sus actos violentos una nueva sanción y el correspondiente cierre del estadio. Y lo harían bien desde su ubicación habitual o ahora, considerando la mano dura que los clubes quieren imponer con este tipo de grupos, desde cualquier otro sector del estadio.
Con todo ello, los clubes preferirían que sólo en el caso de que se repitieran en tres o más ocasiones cualquier acto violento, sea cual sea el sector del campo, es cuando debiera ejecutarse la clausura total del recinto deportivo.
Petición que llega tarde dado que las nuevas normas están en vigor desde la hace ahora una semana y especialmente desde el pasado fin de semana con motivo de la disputa de la jornada decimonovena en Primera división y vigesimoprimera en Segunda.
Está reclamación lo que viene a poner de manifiesto es la premura surgida dentro del mundo de fútbol y en determinadas instituciones a la hora de modificar al anterior código disciplinario donde curiosamente el cierre total del estadio respondía más a los deseos que los clubes manifestaron el pasado lunes. Sólo en el caso de reincidencia de actos considerados como graves dentro de una misma temporada.
