Por Juan de Dios Crespo Pérez //
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La verdad es que los mandamases del fútbol me lo han puesto fácil para titular, ya que la redada y arrestos de miembros de FIFA y otras organizaciones del deporte “rey” tienen una base geográfica en esta ciudad de Florida.
Y no es que los policías de las chaquetas desestructuradas y de la arruga bella de Adolfo Domínguez, Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, hayan reaparecido, sino que una sede de la CONCACAF se encuentra allá. Las wp_posts sobre la FIFA y los arrestos han dado varias vueltas al mundo pero poco se ha hablado de la trastienda de los hechos.
Sin embargo, el departamento de Justicia de los Estados Unidos, en un comunicado oficial, ha suministrado una información que se había obviado o dejado de lado, quizá porque los titulares sobre los encarcelados eran demasiado vistosos como para pararse en otros. Pero, si bien las autoridades suizas arrestaron a siete personas, todas ellas en Zurich, en el Baur au Lac, un hotel tranquilo y lujoso a unos pasos del lago, al otro lado del Atlántico se desarrollaba la operación más importante.
Y es que la mayoría de las pruebas de los sobornos ocurridos en los últimos años en los partidos de calificación de la Copa del Mundo, la Copa de Oro, la Copa América, la Copa Libertadores y otros torneos y partidos tienen que ver obviamente con quien ha pagado, tanto como con quien ha recibido… y mucho había de eso en Miami.
Sabemos de los nombres de los miembros de FIFA, CONMEBOL y CONCACAF pero no mucho, o casi nada, de los presidentes y directivos de Traffic USA, Full Play Group SA o Torneos y Competencias SA, que también han sido detenidos.
Y, aparte de eso, tampoco se han comentado los cuatro acuerdos de acusados, que han aceptado su culpabilidad a cambio de pagar multas, como Daryan, hijo de Jack Warner, ex presidente de la CONCACAF y ex vicepresidente de FIFA, que acordó con la justicia norteamericana ya en octubre de 2013, el ex miembro del Comité Ejecutivo de FIFA Charles Blazer, en noviembre de ese año, o el dueño y fundador de Traffic Group, José Hawilla, que ya pagó 25 millones de dólares, parte de los 151 millones de su acuerdo, este en diciembre de 2014. Como se ve, todo lleva ya tiempo rumiándose.
Blazer, que parece haber sido el topo o el inculpado inicial, ha soltado lastre y los otros “arrepentidos” han aceptado cargos con penas rebajadas a cambio de colaborar y pagar. Pero Warner Junior, como Bruto con Julio César, ha podido traicionar a su padre. Como queda claro, casi parece una película y ya veo a varios guionistas preparando el esqueleto de un film que debería batir recaudaciones.
Quien debe estar riéndose sin parar es el periodista Andrew Jennings, que publicó en 2006 “El libro secreto de la FIFA: sobornos, manipulaciones de votos y escándalos con las entradas”, que intentó parar el presidente Blatter pero que sí se editó y vendió y que recobra, ahora, toda su vigencia. De imprescindible lectura.
NOTA DEL AUTOR – Publicado en MARCA
