Por Blas López-Angulo //
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Vicario es un término religioso latino. Se aplica a la persona que hace las veces de otra. Si hay un vicario por excelencia sobre la tierra ese es el Papa, que es el vicario de Dios o Cristo. Luego, descendiendo en la escala de las órdenes religiosas, vicario es el monje -o vicaria la monja- que sustituyen a un superior o superiora en caso de ausencia. Puesto que la mayor vicaría en dos milenios no ha conocido una Mama, bien está que descendiendo en la escala admita vicarias.
El mundo y el lenguaje que los representa, señora, son así. Mis disculpas.
Decía Márquez Reviriego que el vicario es un personaje asintótico. Sí, asintótico, que Dios me perdone. Que tiende al otro, quisiera ser él, pero nunca llega a tocarle ni a fundirse con él. Su fin lógico (mejor dicho, su medio lógico para lograr el fin) sería el asesinato seguido de la suplantación.
A Cristo le crucificaron pero no quedó probado que fuera Pedro, el primer obispo de Roma y Papa quien lo ejecutara. Los crímenes suelen estar detrás de todas las fuentes de poder, de todos los actos de fuerza: fundan estados, el Vaticano lo es, y Derecho. El actual orden mundial se funda en el terrorismo de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Moscú, se libró de milagro. O tal vez, gracias a Harry Truman que era un vicario laico. In God we trust, proclaman los dólares USA.
Pero esto no va de religión ni de cosas graves. Aunque ya saben que el fútbol es vicariamente la religión de los últimos 80 años en tierras cristianas. En realidad, Cristiano Ronaldo y Messi, el mesías, son en todo el orbe más vicarios que el Papa. Insisto con este término, porque como intuyó el maestro onubense antes que este pardillo, explica más cosas. Tener una vida vicaria es, en el fondo, un método para huir de la soledad, huir del propio destino mortal y vivir en el destino de otro.
Es mirarse en el espejo de otro. “Yo quiero ser Beckham” y tengo un buen toque con la diestra (la única con que me manejo); sin embargo, perdí el pelo hace un tiempo. Me tendría que conformar con llevar el 7 de la camiseta merengue o la del Milan, Paris St. Germain, Angeles Galaxy o ya más en la moda retro, la primera suya en el Manchester. O seguir con devoción a equipos modestos pero no exentos de épica. ¡Numancia! Como retumba tu nombre. Me gustaría llevar una vita spericolata, temeraria, sin red, como cantaba Vasco Rossi. Una vida de película, exagerada, sin preocupaciones, en la que nunca es tarde. Sin embargo, mi alegría es celebrar los goles de otros. Nietzsche decía en la Gaya Ciencia que la existencia más fecunda y más gozosa consiste en vivir peligrosamente : “¡Construyan sus ciudades a los pies del Vesubio!”
Ya ven, estamos rodeados de vicarios futbolistas (antaño religiosos) y vicarias. Las prostitutas tradicionalmente han venido sustituyendo a las esposas en aquellas faenas pendulares no deambulatorias. Luis Martín-Santos, malogrado psiquiatra y novelista, no decía, vamos de putas, sino a tener un dialoguillo con las chicas del movimiento pendular no deambulatorio.
Me gustaría no delegar en los vicarios de la política, pero en las elecciones de este domingo, pese a que voto en un pueblo de 200 vecinos y una Comunidad Autónoma de 2000.000, me tengo que conformar con elegir a unos vicarios que prostituirán mi voto. Democracia, poder del pueblo, pareces ausente mientras los políticos profanan mi voto.
Me consuelo con la escritura. Una vida vicaria. Un empeño imposible que busca la inmortalidad a través de las palabras. Pura geometría asintótica. La palabra nos consuela, es salvífica. Mientras se escribe no se muere. Mientras me lee, querido lector, usted también se salva. Pero Euclides no nos salvará.
(Columna publicada hoy, domingo electoral, en el Diario de Soria)