Por Ramón Fuentes //

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Un acuerdo de la mesa de negociación dejaría claro la madurez de nuestras instituciones. Además sería lo mejor para poder dar validez a este Real Decreto fruto de la discordia

 

Este mediodía vuelven a estar citados el Sindicato de Futbolistas y la Liga de Fútbol Profesional en la sede del Consejo Superior de Deportes para tratar de solucionar el conflicto abierto y desconvocar la huelga propuesta por la propia AFE. Una reunión que tiene previsto comenzar casi a la misma hora que la Audiencia Nacional, como ya comentamos el pasado martes en esta columna de IUSPORT; dará a conocer su veredicto después de la vista oral de ayer miércoles.

 

Después de haber venido analizando con detalle cómo se han ido produciendo los acontecimientos, creo que ha llegado el momento de solicitar un acuerdo entre las partes. Un acuerdo que es bueno por muchas razones.

 

Primero y esencialmente por el bien del fútbol español. Bien es cierto que el derecho de huelga está reconocido en la Constitución, algo extraordinario la verdad, y que ha quedado demostrado que la AFE cuenta con el respaldo y la fuerza de sus afiliados para mantenerse inflexible en su postura. Pero esta situación no favorece en nada a la imagen de la llamada “mejor liga del mundo”.

 

Así pues, hoy estamos ante una ocasión histórica para que, dentro de esa mesa de negociación creada y que este mediodía vuelve a reunirse, las dos partes más afectadas lleguen a un acuerdo. Que los dos sean capaces de ceder en sus posturas iniciales para tratar de lograr un punto de acuerdo.

 

Porque está claro que la LFP también debe poner mucho de su parte, asumir que algunas cosas no se han hecho nada bien y que los jugadores, pese a su condición de trabajador algo excepcional, tiene derecho a unas garantías. Porque no olvidemos que esto no es sólo pensando en los grandes, sino fundamentalmente en el resto del colectivo donde sufren también las consecuencias de la crisis que ha estado azotando a nuestro país.

 

Y en el caso del fútbol se suma el control económico que la propia LFP ha impuesto a los clubes, además de las presiones tributarias y con la Seguridad Social. Pero también el CSD debería, aprovechando su condición de mediador, ceder en algunas posturas y asumir sus propios errores.

 

En segundo lugar, debe haber acuerdo precisamente en beneficio de este Decreto-Ley de venta centralizada. No parece la forma más idónea de “nacer” un parto tan doloroso. No creo que un parón sindical sea lo mejor para la “marca” de nuestra liga y su intento de lograr un incremento de más de 300 millones respecto a las cantidades que perciben actualmente de los  ingresos audiovisuales. ¿Qué van a pensar los operadores extranjeros si la huelga continúa? ¿De verdad van a estar dispuestos a pagar más dinero por este producto?

 

Es el momento para pensar también en los aficionados

 

Y en tercer y último lugar por los aficionados. Todavía restan dos jornadas trepidantes de nuestra liga y donde quedan muchas cosas por decidir. Y lo que es más importante aún, están en juego los sentimientos de mucha gente que en quince días sabrán si sus equipos juegan finalmente la Liga de Campeones, se meten en puestos de UEFA, evitan el descenso o se ven abocados a la Segunda división. Y no se les puede privar de poder “disfrutar” de los 180 minutos que todavía restan por delante.

 

La decisión está en sus manos, en esta mesa de negociación que se sentará en el Consejo Superior de Deportes. Es el momento de que se miren cara a cara y valoren todas estas situaciones.

Por IUSPORT

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