Por Ramón Fuentes //
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Este Real Decreto de la venta centralizada de los derechos de televisión aprobado el pasado 30 de abril por el Gobierno es, polémicas al margen y dejando de lado el enfrentamiento con la RFEF o la AFE, un modelo necesario en su filosofía para el futuro inminente del fútbol español. Un modelo que no sólo asegura el futuro de la competición española sino que además representa el espíritu solidario de los clubes; algo que el actual presidente de la LFP, Javier Tebas, venía años defendiendo desde el G34, grupo de clubes que acordaron un reparto conjunto de los derechos negociados por cada uno de ellos.
Y lo que es mejor aún acaba con la negociación individual, un verdadero lastre para los clubes de fútbol, que ha dado pie a auténticas batallas audiovisuales en los últimos quince años y situaciones calamitosas en el fútbol español.
Es el artículo 5 del citado Real Decreto quien mejor define este nuevo escenario de solidaridad existente entre los 42 clubes del fútbol profesional. Su punto quinto no puede ser más claro: «una vez hecho el reparto… la diferencia de las cantidades entre los que más ingresen y los que menos no puede ser superior a 4,5 veces». La pregunta que suerte entonces es: ¿Y cómo esperan conseguir este nuevo modelo de reparto partiendo de unos ingresos estimados de 1000 millones de euros anuales. Todo queda bien expuesto en el citado artículo. El 90 por ciento de los ingresos determinados por el órgano de control irán destinados a los clubes de Primera división y el 10 por ciento restante para los clubes de Segunda. Será la LFP la máxima responsable de su distribución, siempre asegurando que un porcentaje se repartirá entre los participantes de cada categoría a partes iguales. En el caso de Primera será del 50% y en el caso de Segunda la cifra asciende a un 70%. A este reparto hay que sumar otros dos más. Uno atendiendo a la clasificación histórica de las últimas temporadas y otras respondiendo a la implantación social. Todo está minuciosamente explicado en el Real Decreto para que no haya lugar a dudas, para que nadie pueda protestar. Además se asegura un 3,5 por ciento para la ayuda de los clubes que descienden de Primera a Segunda, y también otro porcentaje para aquellos que descienden a la Segunda B.
Sin duda se trata de un éxito del futbol profesional español y particularmente del presidente de la patronal, Javier Tebas, máximo defensor de este modelo. Primero lo hizo desde las trincheras y estos últimos años mediante el G34 donde los grandes fueron capaces de ceder parte de su ganancias en beneficio de un reparto más equilibrado y en para favorecer una competición más equilibrada. Lo mismo que ahora donde tanto Barcelona como Real Madrid renuncian a una cantidad importante de su dinero en favor del resto de clubes.
En los años 90 la LFP era la responsable del reparto de los ingresos hasta que se desató la llamada «Guerra del fútbol»
Pero lo más importante sin duda de este modelo de venta centralizada es que acaba con casi dos décadas de enfrentamientos entre clubes y operadores de televisión, regresando a un modelo que ya se aplicó en nuestro fútbol a principios de los años 90. Por entonces también era la LFP la responsable del reparto de unos ingresos próximos a los 5000 millones de pesetas, de los cuales 900 se lo repartían Barcelona y Real Madrid, 450 millones para cada uno. Luego estaban una segunda escala donde estaban Atlético de Madrid, Valencia o Athletic de Bilbao. Y luego el resto donde la gran mayoría ingresaban unos 120 millones de pesetas anuales. Números que parecen prehistoria si lo comparamos con las cifras que se manejan en la actualidad.
Este modelo de reparto, con Canal Plus y FORTA como operadores de televisión, estuvo vigente hasta la temporada 1996-1997, la ultima bajo este modelo y donde los clubes percibieron por encima de los 10000 millones de pesetas. Fue entonces cuando apareció la figura del empresario audiovisual Antonio Asensio que se lanzó a la caza de los grandes dando pie a lo que entonces se catalogó como la «Guerra del Fútbol» en una lucha por intentar lograr el acuerdo audiovisual más suculento.
Braulio Calleja lo explica perfectamente en su libro bajo este título. Nada de venta centralizada, cada club empezó a hacer la guerra por su lado. Y así ha estado el futbol los últimos 18 años con distintos actores pujando por los derechos de los clubes y dando pie a momentos esperpénticos, donde incluso sólo reuniones maratonianas entre los operadores y el Estado han logrado poner en marcha una competición paralizada a pocas horas de arrancar la temporada.
Pero todo esto se ha acabado con este Real Decreto. Ya nadie podrá hacer la guerra por su lado. Todos van de la mano en la venta nacional e internacional de sus derechos audiovisuales y el posterior reparto. Está claro que, enfrentamientos al margen con aquellas partes que nada están de acuerdo respecto al reparto que les corresponde como son la RFEF o la AFE, este texto legal es, en cuanto al espíritu de venta y reparto, un ejemplo claro de madurez del futbol profesional además del regreso a un modelo que nunca debió abandonar.
