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Recientemente hemos dado cuenta en Iusport de la inminente entrada en vigor de la ley española sobre esta materia y de cómo afectará a las entidades deportivas perceptoras de fondos públicos.

 

Sin embargo, aún existe un reducto del entramado deportivo que permanece en la mayor opacidad. Nos referimos a las organizaciones deportivas internacionales, sin que, por otra parte, ello sea un defecto exclusivo de las de este sector.

 

Hace algún tiempo escribimos en Iusport un artículo de ficción sobre la FIFA, no exento de sorna (con el subtítulo de “Pax FIFA”), en el que dibujábamos un país imaginario denominado FIFA, que estaba radicado en una porción del territorio de Suiza y que disfrutaría en el año 2020 de un estatus similar al del Estado Vaticano.

 

El tiempo, lamentablemente, le ha quitado parte de la ficción que tenía aquel ensayo. El poder efectivo que ha adquirido en los últimos años la organización mundial del fútbol, que presume de integrar a más países que la propia ONU, es tal que ya preocupa seriamente al Gobierno helvético, el cual ha tramitado un proyecto de ley con la que pretende reforzar los controles sobre este tipo de entidades residenciadas en su país en pro de la cacareada transparencia, asimilándolas -en parte- a las organizaciones estatales.

 

El detonante no podía ser otro que el reciente caso de corrupción en torno a la adjudicación de los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022. Asunto que alcanzó su culmen cuando el ex fiscal estadunidense Michael Garcia anunció que impugnaría el acuerdo del Comité de Ética de la FIFA que archivó la investigación instruida por él mismo.

 

Hasta los principales patrocinadores han huido despavoridos para que no se asocien sus marcas a la de la denostada organización internacional del fútbol. Sony, el gigante japonés de la electrónica, no renovará su contrato de patrocinio con la FIFA. Pero no es el único sponsor que pierde la Organización en menos de un mes. El 4 de noviembre, la compañía aérea Emirates anunció el fin de su asociación con la entidad rectora del fútbol mundial tras 2014.

 

El COI y otras organizaciones también han sido criticados por falta de transparencia en la gestión y por diversos casos de corrupción.

 

Pues bien, en este contexto, el Parlamento de Suiza está a punto de aprobar una ley, ya bautizada como Lex FIFA, que tiene como objetivo endurecer la supervisión de los cerca de 60 organismos deportivos con sede en este país.

 

Y es que, no se olvide, la realidad jurídica es que todas estas organizaciones internacionales privadas son en puridad asociaciones –presuntamente- sin ánimo de lucro, inscritas en el registro público correspondiente de Suiza.

 

La norma en trámite trataría a Blatter y a otros altos ejecutivos, como el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, como «personas políticamente expuestas», un término usado para definir a quienes ocupan cargos que podrían ser utilizados para lavar dinero.

 

Esto obligará necesariamente a aumentar el control financiero a los dirigentes deportivos,

y sus entidades, obligando a los bancos suizos a garantizar que los fondos no provienen de un origen sospechoso antes de aceptarlos.                         

 

La campaña para aumentar el control de los grandes organismos deportivos la lidera desde 2010 el diputado Roland Buechel, preocupado por los titulares de prensa negativos referidos a estas organizaciones que pueden dañar la imagen de Suiza, según informan diversos medios suizos.

 

De hecho, la opinión pública suiza es cada vez más crítica con la FIFA y su compatriota Blatter. El 95 por ciento de los que participaron en una reciente encuesta online del diario ’20 Minuten’ son partidarios de que asuma responsabilidades en los recientes escándalos y dimitir.

 

Por otro lado, al ser –formalmente- asociaciones sin ánimo de lucro, las instituciones deportivas pagan menos impuestos que el resto de las entidades del sector privado. Este estatus legal coloca a la FIFA, que declaró casi 1.400 millones de dólares en ingresos el año pasado, al mismo nivel que, por ejemplo, los proyectos comunitarios.

 

El primer test será el 12 de diciembre, cuando se espera que el Parlamento apruebe la toma en consideración del proyecto de ley. El proyecto pasará entonces a Comisión y será debatido en el Parlamento el próximo año.

 

Dicho todo esto, confesamos estar expectantes a ver hasta dónde llega el Gobierno suizo en este tema. No se olvide la magnitud de los poderes fácticos a los que se enfrenta. Ahí es nada.

 

ÉRASE UNA VEZ UN PAÍS LLAMADO FIFA

 

 

Por IUSPORT

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