Entre las nuevas medidas destacan el aumento de dos a cuatro años de sanción para los infractores, la equiparación de las pruebas no analíticas a las que sí lo son y la obligación a los atletas retirados a avisar a las autoridades antidopaje con seis meses de antelación para volvar a poder competir.

Penas más largas: Desde enero de 2015 está previsto duplicar el castigo: se pasará de dos a cuatro años en los casos graves de dopaje, esos en los que se ha certificado el uso de sustancias como EPO o transfusiones sanguíneas, donde se necesita el consentimiento del deportista para su consumo. Este caso es diferente al que aparece un positivo por administración accidental de un producto o desconocimiento del deportista. Se mantiene la norma de la responsabilidad objetiva.

Controles más inteligentes: La AMA pretende que cada vez se dependa menos de los resultados de las muestras de sangre y orina, que han tenido un discreto éxito, como se demostró con el escándalo de Lance Armstrong, que se dopó siempre y nunca dio positivo. Para ello se potenciará la implantación de tests más precisos y se efectuará un seguimiento más exhaustivo de los deportistas, con exámenes por sorpresa y fuera de temporada. Se espera que más federaciones adopten el pasaporte biológico.

Protección a los confidentes: Se perseguirá a los que intimiden o interfieran en las declaraciones de testigos o frenen las investigaciones de dopaje. La figura del arrepentido adquiere gran relevancia. En esta línea, se proporcionarán líneas de contacto anónimas para incrementar y mejorar el diálogo con los deportistas.

Cooperación internacional: Hay un acuerdo general para trabajar en el fomento de la cooperación entre los servicios de inteligencia de los países firmantes del Código Mundial para luchar contra el uso de productos prohibidos y para hacer más pruebas a los deportistas en el lugar correcto y en el momento adecuado.

Cerco al entorno: El foco seguirá señalando al deportista, pero también se vigilará con extrema atención a las personas que forman parte de su ámbito más cercano. Los castigos aumentarán para los entrenadores, preparadores físicos, representantes, amigos, padres u otros familiares.

Enseñanza y prevención: Se multiplicará la inversión en programas para explicar a deportistas y niños los peligros del consumo de sustancias dopantes y los daños que provoca en en la salud.

Prescripción más extensa: Debido a los avances técnicos en investigación y al descubrimiento de nuevos métodos para adulterar los resultados de los controles antidopaje, se ha estimado oportuno alargar la fecha de caducidad de la aplicación de penas, de ocho años se pasará a 10.

Vuelta a los entrenamientos: En algunos deportes, y de forma excepcional, se permitirá a los sancionados por dopaje entrenarse con sus clubes de pertenencia poco antes de la finalización del plazo del castigo.

FUENTE: EL MUNDO

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Javier Rodríguez Ten

Alberto Palomar

La reforma del
CMA:

ejemplaridad vs. Derecho

Las sanciones por
dopaje

de cuatro años

La sanción mínima de cuatro años para el primer «positivo» por dopaje estaría
muy bien si el procedimiento internacional tuviera en cuenta la realidad del
deporte y contara con todas las garantías…

Uno de los anuncios más llamativos de la reforma del Código Mundial
Antidopaje, con vigencia a partir de 2015, consiste en ampliar de las sanciones
de dopaje hasta cuatro años.

Por IUSPORT

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