Está claro que en la la Federación Española de Atletismo no están por la labor de sancionar a los tristemente famosos lanzadores que fueron fotografiados durante una fiesta en el CAR de León realizando el saludo nazi con el brazo derecho extendido delante de un cartel del Consejo Superior de Deportes.
Tras la resolución del Tribunal Administrativo del Deporte, que obligó a la RFEA a reabrir el caso, su Comité de Disciplina ha vuelto a archivar el mismo sin imponer sanción de clase alguna a los tres protagonistas: Carlos Tobalina y Daniel Martínez, lanzadores de peso, y José Lorenzo Hernández, de disco.
Tras difundirse la imagen a través de las redes sociales, este organismo suspendió de forma provisional a los deportistas, que no pudieron competir en el Nacional de invierno de lanzamientos que se disputó en marzo, aunque posteriormente el Comité de Disciplina de la Federación Española decidió no incoar expediente disciplinario a los deportistas.
Contra este acuerdo, la Comisión Permanente de Antiviolencia interpuso un recurso ante el Tribunal Administrativo del Deporte al entender que los gestos realizados por los atletas son constitutivos de una sanción tipificada en la Ley contra la violencia, el racismo y la xenofobia.
El CSD recurrirá
Tras conocer el archivo, la directora general de Deportes, Ana Muñoz, ha declarado que el Consejo Superior de Deportes (CSD) va a recurrirlo porque cree que esa conducta «merece una sanción».
«Desde el CSD vamos a recurrir esa resolución. Al fin y al cabo fuimos nosotros los que instamos a la Comisión Antiviolencia a que se recurriera el primer archivo porque considerábamos que jurídicamente esa conducta era merecedora de sanción», explicó Muñoz.
«Hay conductas que no se pueden consentir y hay comportamientos que ni siquiera en el ámbito de la broma o de una actitud poco consciente por parte de los deportistas debe ser consentida. Por parte de la Administración creemos que hay que ofrecer a la sociedad comportamientos firmes en ese ámbito», añadió Muñoz. «Si fuésemos conscientes de lo que representan tales imágenes y tales gestos, nadie seria capaz de volver a repetirlos porque identifican el sufrimiento de millones de personas», dijo. «Creo que la sociedad ha avanzado lo suficiente como para ni siquiera contemplarlos en el ámbito de la broma», insistió.