Reconocemos que el tema produce, como mínimo, grima. La advertencia de la AMA en el sentido de que en un futuro cercano tendremos una nueva modalidad de dopaje, el dopaje genético, causa algo más que inquietud.
Pero lo cierto es que la innovación en materia de métodos y sustancias dopantes avanza a marchas forzadas y la AMA dice que se ve obligada a renovar y potenciar los controles para adaptarse a los cambios.
La Comisión Europea organizó los pasados 10 y 11 de marzo en Bruselas la segunda edición de la “Innovation Convention“, reuniendo a más de 2000 personas.
El evento acogió varios seminarios relacionados con las políticas e iniciativas europeas de innovación y ofreció la oportunidad de presentar buenas prácticas en todos los ámbitos.
En una conferencia impartida en la Convención, el Dr. Olivier Rabin, director científico de la AMA, avisó de que «Una de nuestras funciones consiste en prever lo que existirá dentro de cinco o diez años.
Para Rabin, la atención hay que ponerla, más que en las sustancias conocidas, en los medicamentos que se encuentran en proceso de desarrollo en la industria farmacéutica. Es cierto, dijo, que pueden suponer las curas del mañana, pero algunos también podrían ser los agentes dopantes del futuro. “Por eso hemos establecido colaboraciones con el sector biofarmacéutico, con vistas a facilitar el intercambio de información y, de ese modo, recibir información confidencial que nos permita desarrollar las pruebas antidopaje del porvenir”.
En este contexto es donde Rabin saca a relucir un método que interesa a la AMA desde hace un tiempo: el dopaje genético.
Este consiste en la transferencia de un gen (llamado transgén) a un organismo con el propósito de incrementar el rendimiento.
El Dr. Olivier Rabin señaló que «un ejemplo es la eritropoyetina (EPO), utilizada por numerosos deportistas para incrementar su producción de glóbulos rojos. Es un fármaco muy eficaz para personas que padecen anemia, pero también se está abusando de él en el ámbito deportivo.
Sabemos, dijo, que muchos deportistas tienen ante sí la tentación de inyectarse un gen de EPO en el organismo que, a la larga, incremente su capacidad de transferencia de oxígeno a su musculatura y, en consecuencia, potencie su rendimiento. Esta es una cuestión que estamos analizando con gran detenimiento».
Reconoció, no obstante, que “hoy por hoy, el dopaje genético se encuentra en una fase principalmente experimental pero conlleva riesgos elevados”.
Rabin dio cuenta incluso de casos de fallecimiento entre personas que se han sometido a protocolos de terapia génica.
Y concluyó informando de que la AMA está desarrollando los instrumentos necesarios para detectar el dopaje genético y otros métodos dopantes aún por venir, concretamente herramientas que faciliten la transferencia de información.
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