[Img #5003]El Club  Atlético Osasuna, recientemente descendido de Primera a Segunda, se encuentra inmerso en la mayor crisis de su historia. Tras 14 años consecutivos en la élite del fútbol español, se enfrenta a una deuda que ronda los cien millones de euros que podría llevarle directamente a Segunda B.

Lógicamente, el presidente Miguel Archanco no podía salir ileso de esta situación, a la que ha  contribuido tanto desde la presidencia como desde épocas pretéritas en las que era mero directivo.

Tal es así que Archanco se ha visto obligado a presentar la dimisión y a convocar elecciones a la  presidencia del club, cuando acababa de plantear una cuestión de confianza que iba a votarse en la asamblea de la entidad (recuérdese que no es SAD) el 16 de junio, iniciativa que ha quedado reducida a la nada.

Todo apunta a que estamos ante una exigencia del Gobierno de Navarra, quien le habría puesto como condición, para reflotar el club, que Archanco abandonara la nave.

Ante este panorama, el todavía presidente ha convocado una reunión extraordinaria de la junta directiva en la que presentará formalmente su dimisión y se convocaría una asamblea general para el 20 de junio, de socios compromisarios, en la que se daría el pistoletazo de salida a las nuevas elecciones a la presidencia.

 

Prueba de que existe presión política es que la dimisión del presidente osasunista coincidirá, en la primera quincena de junio, con la fecha de entrega al Gobierno de Navarra del plan de viabilidad que la Hacienda foral le solicitó recientemente para renegociar el pago de la deuda ante la merma de ingresos que se prevé tendrá en Segunda División.

Una deuda gigantesca

Según informa Víctor Malo en Diariogol, el Osasuna tiene una deuda de más de 100 millones de euros y necesita ingresos de forma urgente para sobrevivir. Un tercio de la deuda, sobre 30 millones, está contraída con la Hacienda Foral de Navarra, según confesaron fuentes del club a Diario Gol hace ahora un año.

Pero por lo que ha podido averiguar dicho medio a posteriori, la deuda real es sensiblemente superior. El secretismo de la junta directiva que presidía Miguel Archanco –presentó la dimisión en la tarde del jueves– no ayuda a que la afición se haga una idea de la crisis real que atraviesa el club.

La entidad navarra, que comenzó su desplome financiero durante el mandato de Patxi Izco con Archanco en la directiva, también debe dinero a bancos, jugadores, exjugadores, proveedores y a la Fundación  
Osasuna. El club tiene que conseguir recaudar un mínimo de siete millones de euros antes del 31 de julio para mantenerse en Segunda A.

Denuncias de los jugadores y probable concurso de acreedores

La mayoría de los jugadores están descontentos y que se disponen a denunciar al club por los impagos durante seis meses ante la AFE. Así lo ha expuesto Oriol Riera al medio antes citado: “Tenemos la obligación de denunciar porque en el caso de que el club entre en Ley Concursal o tenga un problema que no pueda pagar nos cubriría la LFP”.

Si las denuncias de los jugadores se presentan y no hay respuesta satisfactoria del club, a 30 de julio se consumaría su descenso administrativo a Segunda B.

Y es que la entidad rojilla tenía un presupuesto de 30,6 millones de euros en Primera, frente a los 8 millones que prevé tendrá en Segunda A, lo que abona la tesis de que el concurso de acreedores es inminente.

Por IUSPORT

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