[Img #8852]El presidente de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación, José Antonio García Caridad, sostiene que el derecho consuetudinario continúa funcionando en Galicia y lo seguirá haciendo en el futuro, y por ello considera que el Parlamento «tendrá que tener sensibilidad para reconocerlo».

 

García Caridad (A Coruña, 1926) ha cumplido recientemente 25 años al frente de esta institución, compuesta por cuarenta académicos de número, y la cual contribuyó a impulsar desde su actual sede, en el antiguo Consulado del Mar de A Coruña.

 

La Academia acogerá el próximo 27 de marzo la sesión solemne en la que leerá su discurso de ingreso el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría, que ocupará el sillón vacante dejado por el expresidente gallego Manuel Fraga.

 

Desde esta institución, en la que ingresó en 1977 y sucedió a Manuel Iglesias Corral en la presidencia en 1990, García Caridad dirigió varios congresos de Derecho Gallego, que era «el gran olvidado», una materia sobre la que empezó a pronunciar conferencias en 1964 ya que la Comunidad no tenía derecho escrito, explica en una entrevista con Efe.

 

Entonces se empezaba a formar un «galleguismo efervescente que ensalza la creación consuetudinaria» y al fin se alcanzó el reconocimiento de Galicia como institución de derecho foral, una «pelea que continuó» porque el Código Civil unificó a toda España.

 

García Caridad ingresó en la Carrera Judicial en 1953 y su primer destino fue el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Corcubión, donde por primera vez se hizo la declaración de montes vecinales en mano común, que posteriormente dio lugar al artículo 4 de la Ley de Montes de 1957, en el que se reconoce en el ámbito legislativo la existencia de estos montes en Galicia.

 

Publicó García Caridad numerosos trabajos sobre el Derecho Gallego y, como experto en esta rama, intervino de forma directa en la elaboración del Proyecto de Ley de Montes Vecinales en Mano Común, que se convirtió en ley el 27 de Julio de 1968, por lo que se le concedió el Título de Comendador de la Orden del Mérito Agrícola.

 

«Creamos las comunidades de montes y hoy Galicia está plagada de comunidades de montes con base en esa ley», recuerda.

 

Fue miembro de la Comisión de Estudios de los Congresos de Derecho Gallego, celebrados en 1972 y 1985, en los que se estudiaron «todas las peculiaridades de nuestro Derecho, instituciones fuera del ordenamiento del Código Civil que venían funcionando, como las legítimas o el usufructo universal».

 

Al mismo tiempo, García Caridad fue el vicepresidente del Consello da Cultura Galega en la época de Ramón Piñeiro, de quien destaca su «bondad e inteligencia muy clara», y donde fundó la sección de Derecho Gallego que elaboró el proyecto de ley de Derecho Civil de Galicia para llevarlo al Parlamento.

 

«La fuente del Derecho Gallego era la costumbre, era un derecho consuetudinario, nacido espontáneamente del pueblo por necesidad, y por lo tanto tenían costumbres contra la ley, porque el Código Civil aquí no funcionaba», argumenta.

 

Hoy sigue aplicándose, asegura García Caridad, y dice que «no ha mermado» en relación al que había antes porque se han mantenido instituciones que funcionaban, como las aparcerías o los arrendamientos, y de hecho, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia cuenta con una sala que se ocupa solo de Derecho Gallego.

 

En su opinión, «el ordenamiento jurídico es una institución muy sutil y con unas complicaciones muy serias», por lo que es partidario de mantener la costumbre como base del Derecho Gallego, que es lo que hizo la Ley de Derecho Civil de Galicia.

 

En la actualidad «se legisla bastante» y «hoy está todo regulado» por la Administración, algo que cree que «no es bueno» porque hay «facetas donde hay que conservar la libertad de actuación», como los mercados porque, «aunque con dificultades, funcionan».

 

Por el contrario, se ha expresado en contra de las tasas judiciales que «eran de raigambre medieval y su restauración para evitar el número de pleitos es una equivocación porque se provocan indefensiones».

 

García Caridad recuerda su primer destino, Corcubión, con cierta añoranza, porque allí comenzó su carrera profesional «sin experiencia ninguna y un miedo brutal, pero con gran entusiasmo» porque, asegura, antes «creíamos en el Derecho como función social, tenías sentido de servicio y hoy no, se ha desmitificado, y el mito a veces hay que conservarlo».

 

En esta pequeña localidad coruñesa escribió su primera sentencia, que hizo catorce veces, sobre una reivindicatoria de dominio, y también fue en ella donde recibió un regalo de suscripción popular cuando lo destinaron a O Carballiño (Ourense), que fue un bastón de mando. «Traté de hacerlo con honor toda mi vida», añade.

 

Allí recibió la primera condecoración de su vida, la Cruz distinguida de San Raimundo de Peñafort, la obtuvo tras iniciar la causa por la intoxicación del metílico que provocó docenas de muertos.

 

Le siguieron las distinciones como Comendador de la Orden del Mérito Agrícola (1968); la Medalla Castelao de la Xunta de Galicia (1992); la Encomienda con placa de la Orden de Alfonso X El Sabio; la Gran Cruz de la Orden Civil de San Raimundo de Peñafort (1996); la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio y la Medalla de Oro del Consello Consultivo de Galicia (2011).

 

José Antonio García Caridad fue decano de los Juzgados de A Coruña; magistrado de Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Galicia; vocal del Consejo General del Poder Judicial y fue el primer presidente del Consello Consultivo de Galicia (1996-2008).

 

Es académico de honor de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, de Valencia, Granada, Argentina, Colombia, México, Chile, Nicaragua y Bolivia. Elizabeth López

 

Por IUSPORT

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