Lorenzo Miret, presidente de la Federación Española de Tiro con Arco desde hace 14 años, acaba de instaurar una nueva modalidad de cese-suspensión de funciones: la dimisión provisional.
El todavía rector del Tiro con Arco español ha comunicado al Consejo Superior de Deportes la decisión de «dimitir provisionalmente» de su cargo hasta que concluya la auditoría externa que se está practicando a la organización federativa.
Muchas y variadas son las presuntas irregularidades que se le imputan a Miret. Ejemplos: el haber cargado a los gastos de la Federación un piso en Madrid que según el diario Marca, y así se desprende de la información que aparece en el buzón, sirve de uso para él y su hija, a la que, por otro lado, contrató como técnico de medio ambiente para los Campeonatos del Mundo, celebrados en Madrid en 2005, y luego como traductora.
El citado diario enumera otras presuntas irregularidades: «aparecen vínculos familiares directos como la contratación de todos los viajes a la agencia de una de sus primas, la adquisición de un vehículo de alta gama en el concesionario de otra de ellas, así como la asignación de un teléfono para el control de la página web a otro de sus hijos, que, al parecer, no tiene contrato con la Federación. También hay reticencias sobre dietas y gastos presentados en supuestas reuniones internacionales, que no se corresponden con la agenda que llevaba ni la Federación Internacional de Tiro ni su homóloga europea».
Como informamos hace escasos días en Iusport, se da la circunstancia de que el vicepresidente Vicente Martínez ha sido sancionado con inhabilitación durante seis meses por el Tribunal Administrativo del Deporte español, en su condición de presidente de la Junta Electoral, por las irregularidades detectadas en las últimas elecciones federativas, celebradas tras dos intentonas fallidas en 2013, en favor de la candidatura que lideraba Miret.
Según la resolución de TAD, Martínez y los vocales Julio Serrano y Pedro Ramón García, cometieron una infracción al autorizar la presencia y uso en el recinto que hacía las veces de cabina electoral, de papeletas impresas de uno de los candidatos que fueron consideradas publicidad, pero que fueron validadas para los comicios en los que fue reelegido Miret.