La FIFA y el Comité Olímpico Internacional, entre otras organizaciones internacionales con sede en territorio helvético, han quedado definitivamente en el punto de mira de las autoridades suizas tras una nueva ley aprobada este viernes, que los someterá a una mayor vigilancia financiera.
Suiza responde así a años de denuncias de corrupción con una serie de leyes que aspiran a ampliar la supervisión de los aproximadamente 60 organismos deportivos que tienen su sede en esta nación.
Los diputados suizos aprobaron por 128 votos a favor y 62 en contra un proyecto de ley más amplio, diseñado para luchar contra el blanqueo de dinero, basándose en las normas fijadas por el Grupo de Acción Financiera en Contra del Lavado de Dinero (FATF).
La Ley establece que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, y otros ejecutivos deportivos como el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, deberían ser tratados como “personas políticamente expuestas”, un término que usan para identificar a aquellos que están en puestos que pueden usarse para el lavado de dinero.
Mientras Bach dijo que daba la bienvenida a las medidas “de todo corazón” y destacó el COI auditaba sus cuentas con los estándares más altos legalmente requeridos, no se conoce reacción oficial alguna de la FIFA.
Suiza eliminará en mayo el secreto bancario, uniéndose al creciente número de países que han acordado compartir información fiscal.
La campaña para aumentar el control de los grandes organismos deportivos la lidera desde 2010 el diputado Roland Buechel, preocupado por los titulares de prensa negativos referidos a estas organizaciones que pueden dañar la imagen de Suiza, según informan diversos medios suizos.
De hecho, la opinión pública suiza es cada vez más crítica con la FIFA y su compatriota Blatter. El 95 por ciento de los que participaron en una reciente encuesta online del diario ’20 Minuten’ son partidarios de que asuma responsabilidades en los recientes escándalos y dimitir.
Por otro lado, al ser –formalmente- asociaciones sin ánimo de lucro, las instituciones deportivas pagan menos impuestos que el resto de las entidades del sector privado. Este estatus legal coloca a la FIFA, que declaró casi 1.400 millones de dólares en ingresos el año pasado, al mismo nivel que, por ejemplo, los proyectos comunitarios.
Como decíamos hace unos días, confesamos estar expectantes a ver hasta dónde llega el Gobierno suizo en este tema. No se olvide la magnitud de los poderes fácticos a los que se enfrenta. Ahí es nada.
