Pero el gozo en un pozo. El Gobierno francés, tras reformular -en apariencia- el proyecto fracasado, ha anunciado que incluirá en el presupuesto para 2014 el impuesto del 75% a las retribuciones superiores al millón de euros, que tendrá una vigencia de dos años.
Lógicamente, este anuncio ha generado una gran preocupación en los deportistas de élite y en los grandes clubes franceses, preocupación confirmada este lunes después de escuchar las declaraciones de la ministra de Deportes, Valérie Fourneyron, quien confirmó que el nuevo impuesto para las grandes fortunas también afectará a los deportistas. En declaraciones al diario «Le Figaro», la ministra aseguró que ese impuesto, creado para el año próximo para todas las grandes fortunas, «no tendrá excepciones», en contra de lo solicitado por la Liga de Fútbol Profesional (LFP).
La Ligue había solicitado, antes del varapalo del Consejo Constitucional, que los futbolistas quedasen exentos de la nueva tributación, posibilidad que se ha esfumado definitivamente.
La preocupación es mayor para los clubes que para los deportistas, puesto que es uso y costumbre que se pacten salarios netos. Por consiguiente, los equipos los que cargarán con el gasto suplementario que conlleva la subida fiscal que se avecina.
Casos más conocidos: Ibrahimovic y Radamel. Con una ficha ambos de en torno a 14 millones netos al año, aplicándole la nueva tributación tendrían un coste total para sus respectivos clubes de unos 56 millones de euros al año.
No obstante, la ministra matizó que el Gobierno «tendrá en cuenta la fragilidad del modelo económico» del fútbol, estableciendo un factor corrector basado en el volumen de ingresos globales de los clubes.
El modelo español y la otra burbuja
La ministra alertó contra el riesgo de que en el fútbol se cree «una burbuja especulativa que pueda explotar en cualquier momento». «En ciertos aspectos, se parece a la que ha provocado la crisis que atravesamos actualmente», y citó el caso español como modelo a no seguir.
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