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Hollande se reafirmó en que los clubes también estarán sometidos al impuesto del 75 por ciento a quienes ganen más de un millón de euros. «La necesidad de enderezar las cuentas públicas justifica plenamente ese esfuerzo solicitado a las altas remuneraciones, que se aplicará durante dos años a todas las empresas concernidas», señaló el presidente galo en un comunicado.
No obstante, Hollande les hizo saber «la disponibilidad del Estado para acompañar al fútbol francés en la definición de un modelo económico sostenible y equilibrado», agregó la nota presidencial.
La reacción de Hollande no es una sorpresa, pues el Gobierno ya había filtrado que no daría marcha atrás, y menos la misma semana en la que el Ejecutivo ya ha suspendido una tasa ecológica al transporte de mercancías después de una serie de agitadas manifestaciones en Bretaña (noroeste).
El presidente del Partido Socialista en la Asamblea Nacional, Bruno Le Roux, se sirvió de una metáfora deportiva para ilustrar que hay que «decirle a los presidentes de los clubes de fútbol que tienen que sudar la camiseta de nuestro país».
A la vista de este fracaso negociador, la Unión de Clubes Profesionales de Fútbol (UCPF) mantiene la huelga en primera y segunda división convocada para el fin de semana del 29 de noviembre al 2 de diciembre.
No a la aplicación retroactiva
Los dirigentes de los clubes han aclarado que su oposición no es tanto a la aplicación del impuesto, como a que se haga con retroactividad sobre los contratos ya firmados. «Se grava la masa salarial de los clubes y de los contratos firmados antes de la decisión del Gobierno», declaró a «Le Monde» el presidente del Lyon, Jean-Michel Aulas.
Los clubes han calculado que el nuevo impuesto afectará a unos 120 jugadores de 14 clubes y que les costará 44 millones de euros, es decir, en torno al diez por ciento del monto total que espera recaudar el Ejecutivo con la supertasa.
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