[Img #8557]Al secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, y por ende al  Gobierno, se le agota el tiempo sin saber cómo afrontar dos retos importantes: la reivindicación de la RFEF sobre el deporte base, y la petición de la Liga de que regule la venta centralizada de los derechos audiovisuales. Aunque no son los únicos puntos de conflicto. Ramón Fuentes añade en su columna de Iusport el problema de la prohibición de los fondos de inversión, asunto de suma importancia también.

En cuanto al primero de los temas, Cardenal tiene previsto abordarlo en la Conferencia Sectorial de Deporte a celebrar en mayo, con la presencia de los directores generales de todas las comunidades autónomas. Allí se debatirá, entre otras, la propuesta del Gobierno de La Rioja que plantea fijar el Pocket money (dinero de bolsillo sin justificar) en el 20 % del salario mínimo  interprofesional, exento de cotización.

Por lo que respecta a los derechos audiovisuales, el pasado 6 de febrero actual, la Liga de Fútbol Profesional instó formalmente al Gobierno para que aprobase de inmediato el Real Decreto-Ley que debe regular la venta centralizada.

Pero, el Gobierno tampoco trató el asunto en la reunión del Consejo de Ministros del pasado viernes y sigue aumentando el número de clubes que presionan a Javier Tebas para que en la asamblea de la Liga del 4 de marzo se adopten medidas de fuerza, sin descartar un parón o cierre patronal, al que también se denomina popularmente como huelga.

Y es que tras la reunión mantenida el viernes 7 en Madrid, con presencia de 41 clubes y tras obtener el respaldo del 99 % de los mismos (salvó el voto en contra del Athletic de Bilbao), Javier Tebas requirió al Gobierno para que regulara «con enorme urgencia» la normativa que «en lo sucesivo regule la venta centralizada de los derechos de televisión de las competiciones en las que participan los equipos de fútbol profesional».
 

«Si no tenemos una norma de este tipo [manifestó Tebas entonces], el fútbol estará en gravísimos problemas y bajará el valor de los derechos audiovisuales».

 
La LFP considera que «la venta individual impide la comercialización de los derechos fuera de España», lo que lleva al mercado a decantarse «por otros productos, depreciando de forma importante el valor del fútbol español.

Las relaciones hasta ahora entre LFP y CSD, o sea entre Tebas y Cardenal, han sido fluidas y coordinadas, pero la pasividad del Gobierno en este trascendental asunto podría poner fin a esa buena relación de vecindad.

Y ello, a pesar de la convicción que tiene Javier Tebas de que el obstáculo no lo está poniendo el secretario de Estado. Pero aquí ocurre como con los entrenadores: los resultados mandan.

A Tebas, pues, también se le agota el tiempo. Difícilmente podrá soportar la presión de los clubes en cuanto a la demanda de confrontación abierta con el Gobierno, algo que tampoco garantiza resultados positivos.

Así, pues, al Gobierno le queda una semana para reaccionar: el consejo de ministros del viernes 27. A partir de ahí se dispararán todas las alarmas.

Y no debe descartarse que la RFEF, causante en parte del bloqueo de los derechos audiovisuales [dice que son suyos], aproveche la coyuntura y «sugiera» a las Territoriales que sigan adelante con los parones del fútbol regional hasta nuevo aviso.

El panorama esbozado revela un endiablado bucle en el que está metido Miguel Cardenal. Por un lado, acceder a la reivindicación de la RFEF significaría abdicar de los principios que, como buen laboralista, ha venido defendiendo en favor del alta de los monitores de la base en la Seguridad Social, excepto en los casos demostrables de meras compensaciones por gastos.

Y, por el otro lado, acceder a la petición de la Liga significaría abrir otro frente de conflicto con la RFEF, la cual ya le ha hecho saber que de ninguna manera va a tolerar que el Gobierno entre a regular una materia (derechos audiovisuales del fútbol) que es de su exclusiva titularidad, por devenir de los estatutos y reglamentos de esa suerte de estructura supraestatal en la que pretenden convertir a la FIFA.

Los grandes dirigentes son los que saben salir de estos atolladeros, así que Cardenal tiene ante sí la prueba del 9. Aunque la impronta de Mariano Rajoy ya la conocemos: dejar pudrir los asuntos hasta que le estallan en las manos.

Por IUSPORT

Si continúa navegando acepta nuestra polìtica de cookies    Más información
Privacidad