El dirigente del club grancanario decía que le parecía «una vergüenza que la LFP, teniendo pruebas, no tome medidas al respecto». Miguel Ángel Ramírez añadía que está «enfadado con la Liga. Competimos en desigualdad de condiciones con otros equipos que son desleales a las normas (…) Es como el caso del Guadalajara en la pasada campaña. Nos dan la razón, pero no le quitan los puntos (…) Este cachondeo tiene que cambiar». Y que le «indigna» que equipos «que han amañado partidos sigan en la Liga de Fútbol Profesional».
El presidente canario finalizó recordando que «la responsabilidad de que la Segunda A no sea un fraude depende de los dirigentes del Fútbol Profesional. Hay que tomar medidas para que sea una competición digna, de lo contrario será un fraude».
Pero, ¿a quién acusaba en concreto el dirigente canario? No creemos que sus dardos fueran dirigidos hacia Javier Tebas. Es pública y notoria la auténtica cruzada que viene librando el actual presidente de la LFP. Por otro lado, nos consta el respeto recíproco que se profesan.
Cuando escuchamos o leemos voces que apuntan a Tebas como el culpable de este apagón de la LFP, olvidan que el presidente de la patronal es un órgano ejecutivo, no un órgano jurisdiccional.
Por consiguiente, las flechas del dirigente canario hay que entender que iban dirigidas, en concreto, al Comité de Disciplina Social de la LFP, pero también, por extensión, a los comités disciplinarios de la RFEF, que han acordado la suspensión de los procedimientos por amaño de partidos hasta que recaiga resolución judicial en la vía penal. Y, como no, al conjunto de los clubes que integran la Liga, pues entiende -Ramírez- que no están poniendo todo lo que deben poner para revertir la situación denunciada.
Es obvio que Javier Tebas no puede considerarse satisfecho con las últimas resoluciones de los comités, pero debe acatarlas, como cualquier hijo de vecino.
Ahora bién, de ahí a afirmar que ha incumplido el programa con el que accedió a la presidencia de la LFP hay un buen trecho. Nadie puede acusar a Tebas, tras su discurso y denuncias contundentes en contra del fraude competicional, que haya reculado o mirado hacia otro lado. Al contrario, las hemerotecas están llenas de declaraciones suyas en las que queda patente su voluntad de denunciar los casos de fraude, que es justo hasta donde alcanza su competencia: la denuncia.
Es más, públicamente hizo patente su discrepancia con los comités en cuanto a suspender los procedimientos disciplinarios deportivos si media causa judicial penal. En un gesto elocuente de cuál es su determinación, Javier Tebas se declaró incluso partidario de seguir adelante con los referidos procedimientos. Si por él fuera, pues, los comités habrían resuelto sobre el fondo de las denuncias de amaños antes del comienzo de la liga, aunque mediara causa judicial, pero era un simple denunciante.