Pat McQuaid pierde la presidencia de la UCI ante Brian Cookson

Cookson cosechó veinticuatro de los cuarenta y dos votos de los delegados.

McQuaid aspiraba a hacerse con un tercer mandato y mantener la línea que ya había marcado su antecesor, el holandés Hein Verbruggen.

Antes de proceder a las votaciones, el Congreso debería aceptar la candidatura de McQuaid, que había sido presentada por Marruecos y Tailandia, ya que su país natal, Irlanda, y Suiza, donde reside, rechazaron que se postulara en su nombre debido a las graves denuncias que se han vertido sobre él, como encubrir la trama de dopaje de Lance Armstrong.

Con la llegada de Cookson, arquitecto paisajista, el ciclismo confía en poder cerrar una de sus épocas más oscuras, la dirigida durante décadas por Hein Verbruggen, primeramente en persona y después, los últimos ocho años, a través de su protegido McQuaid, elegido en Madrid en 2005. Una época, ciertamente de despliegue mundial del ciclismo, pero también de los grandes escándalos de dopaje y de las grandes sospechas de corrupción.

Como dice Carlos Arribas en El País, el caso Armstrong fue el último obstáculo insuperable para McQuaid. Las sospechas de que la UCI de Verbruggen y McQuaid hiciera durante años la vista gorda, a cambio de recompensas económicas, a los análisis del tejano, funcionó a partir de enero como un banderín de enganche que agrupó a toda la oposición.

Bajo el lema Restauremos la confianza, Cookson, nacido en 1952 y miembro del establishment ciclista (comisario de la UCI de 1986 a 1996, presidente de la federación británica desde 1996, miembro del comité directivo de la UCI desde hace años), presentó un programa de cambio centrado fundamentalmente en la gestión del dopaje: mejora de las relaciones con la Agencia Mundial Antidopaje (permanentemente escéptica con el ciclismo pese a que la UCI de McQuaid dio un impulso tremendo a los controles), agencia independiente a la que Cookson está dispuesto a ceder todas las potestades de su federación en el asunto del antidopaje.