Salvamento y Socorrismo, un deporte tan vital como desconocido

Salvar vidas no es solo una función esencial que cumplen cientos de socorristas cada día en las playas o piscinas españolas, es también un deporte reglado algo desconocido y con una federación nacional, que desde 1961 promueve su práctica y que mantiene a España entre las diez mejores selecciones nacionales.

Un deporte que vio la luz precisamente salvaguardando la vida de otros deportistas, según ha explicado a EFE la presidenta de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS), Isabel García, quien ha destacado que «no es cualquier deporte, es un estilo de vida».

En su opinión, Salvamento y Socorrismo enseña a quienes lo practican unos «valores de apoyo, de trabajo en equipo, de ayuda y de actitud humanitaria» fundamentales para poder profesionalizarse y competir en pruebas de playa y piscina.

García, para quien los campeonatos de este deporte son «todo un espectáculo», ha afirmado que es una actividad «absolutamente recomendable» a cualquier edad, puesto que todas las habilidades que se adquieren con su práctica son aplicables a la vida cotidiana, «pudiendo prevenir accidentes o intervenir en ellos».

A su juicio, se trata de una actividad que «engancha» y que no solo enseña una faceta humanitaria sino que, además, «forma a las personas para salvar vidas».

Así, los niños no solo aprenden todas las habilidades acuáticas y de salvamento, sino que además «lo hacen como un juego», ya que los utensilios que se manejan en este deporte, como aletas, tubos de rescate, o maniquíes, les resultan «muy llamativos» y captan su curiosidad desde un primer momento.

En el nivel competitivo reside uno de sus factores clave, pues «no hay edad» para participar en las competiciones, y existen campeonatos organizados tanto para niños a partir de 7 años como para adultos que rondan los 70.

Las pruebas deportivas se hacen en piscina, tanto en invierno como en verano, y en aguas abiertas o de playa, reservadas para las competiciones veraniegas, en las cuales los nadadores participan a nivel individual y por equipos.

En la piscina los nadadores deben sumergirse para pasar bajo un obstáculo colocado en el interior, sacar a la superficie maniquíes del fondo de la piscina, nadar con aletas o asegurar el tubo de rescate alrededor del maniquí.

En las variantes celebradas en la playa hay pruebas de arena y de agua, con recorridos desde la orilla a una boya, combinando natación con el uso de tablas, o carreras por la arena.

A nivel mundial, la selección absoluta española está posicionada entre las diez mejores selecciones, con lo que, tal como ha afirmado García, tiene acceso a los World Games, un encuentro donde se da visualización a los futuros deportes que pueden llegar a ser olímpicos, «por lo que es muy importante estar ahí y tener una representación».

El presidente de la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunitat Valenciana, Jesús Troyano, ha asegurado que la asistencia a competiciones europeas y mundiales de los clubes de la Comunitat ha elevado el nivel del socorrismo en las tres provincias, donde existen clubes federados.

La experiencia organizativa y lo llamativo de la costa ha hecho que 503 participantes hayan acudido al campeonato de España de infantil y cadete organizado en Alicante el pasado junio, y que en septiembre se vaya a celebrar el campeonato europeo júnior y máster en Torrevieja.

A pesar de los éxitos que el salvamento español ha cosechado con el paso de los años desde que se fundara la RFESS en 1961, es una modalidad deportiva desconocida por gran parte de la sociedad, «incluyendo mucha gente del mundo del deporte», pues su repercusión mediática es muy baja.

Para Troyano «las instituciones estatales como el Consejo Superior de Deportes o el Comité Olímpico Español deberían tener más en cuenta el Salvamento y reportar más ayudas económicas» para fomentar el deporte base y un «mejor futuro para nuestro deporte».

En su opinión, quizás sea su peculiaridad o el hecho de que sea un deporte «joven», pero el Salvamento es tan desconocido como vital, un anonimato al que si se le diese voz «podría concienciar» y reducir la cifra de doscientos ahogados contabilizados en lo que va de año.