[Img #5191]www.marca.com | Puede llegar a ser patético oírlos, entre sollozos y desconsolados, cómo piden perdón, una y otra vez, y claman por una misericordia cuatro días después de haber reventado el ascenso de la UD Las Palmas a Primera división. Es el calvario particular que vive estos días tristes e inolvidables de junio alguno de los centenares de asaltantes del terreno de juego del Gran Canaria antes de que finalizara el fatídico encuentro entre UD y Córdoba, todavía con 1-0.

Ni se acuerdan muchos de lo que hicieron ante el obvio estado etílico en el que entraron al final del partido, cuando se abrieron las puertas del estadio, y sin sitio alguno donde echarse, se vinieron abajo hasta el campo, con el consiguiente efecto llamada. Pero las imágenes del día después y los siguientes han terminado por hundir a unos cuantos, que han decidido dar la cara y pedir perdón, buscando un consuelo u olvido difícilmente aceptable en la isla.

Por ejemplo, Elliot Artiles es uno de ellos. En fotografías del domingo se le ve claramente agrediendo por detrás con una patada al futbolista del Córdoba Sergio Mendigutxia. Ha sido multado con 3.000 euros y estos días ha querido explicar lo ilógico e irracional de su acción: «Solo quería abrazar a mis ídolos», ha dicho en diferentes medios locales, avergonzado de lo sucedido. «Pido perdón por saltar, pero yo lo hice al final del encuentro», dice.

Otros, como un joven participante en concursos de belleza, que fue retratado discutiendo a cara de perro con un guardia de seguridad cara a cara milímetros de distancia, ha comentado también en declaraciones a La Sexta su arrepentimiento, «y que pare ya esto», enseñando su móvil, con infinidad de amenazas. «Todo tiene su perdón de Dios», dijo entre sollozos.

Llamamiento a la calma

Lo cierto es que estos arrepentimientos, como algún otro que se ha podido escuchar en una serie de audios que circulan en las redes sociales de otro asaltante, que el mismo domingo, en evidente estado de excitación, provocaba diciendo que esperaba a cualquiera en un lugar concreto de la ciudad, y al día siguiente grababa otro audio de arrepentimiento, utilizan la excusa de que lo que hicieron está mal, pero que la culpa de no ascender no es de ellos. En último término, es del enfriamiento del equipo y que Barbosa no atajó la pelota.

La calentura en la isla no cesa, entre la rabia contenida y la depresión más absoluta. Hasta el presidente ha tenido que intermediar, pidiendo calma a la afición que clama venganza. «Pido cordura a los aficionados. No podemos tomarnos la justicia por nuestra mano», dijo Ramírez.

La Policía no intervino porque no hubo delito

El caso se las trae. La Fiscalía Provincial apunta a la posible existencia de indicios delictivos para actuar contra los asaltantes, previa identificación de los mismos, más allá de la multa administrativa en estos casos.

Sin embargo, la Policía no procedió a detener a nadie la misma tarde del domingo, al entender su jefe superior que no era delito saltar al campo.

Por IUSPORT

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