El partido entre el RCD Espanyol y el FC Barcelona de este sábado deja como efectos, aparte de la consolidación de los blaugranas en el liderato y una polémica expulsión de Jordi Alba, un casi seguro expediente disciplinario por los insultos que un sector de la afición local profirió contra el Barça, Suárez y Messi en el estadio de Cornellá.
Es harto probable que la Liga de Fútbol Profesional envíe el próximo martes al Comité de la Competición Profesional y a la Comisión Antiviolencia un escrito denunciando los insultos que se escucharon este sábado. Se profirieron gritos como «Puta Barça», «Ser del Barça es ser un subnormal», «Messi subnormal». Además, le arrojaron una zanahoria a Luis Suárez (recuérdese el plátano arrojado a Alves).
Para el club catalán, estos actos se inscriben sin duda entre los cánticos que incitan a la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. En el entorno del Barça se recuerda que en su momento fue sancionado porque un sector de la grada llamó «borracho» a Cristiano Ronaldo.